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23 de mayo de 2025
Opinión

A la báscula

A la báscula
  • mayo 21, 2025

La última plaza

Julián Parra Ibarra

Como suele suceder en todas las guerras, la última plaza que se conquista es la capital. Y aunque por mucho tiempo se negó la existencia de cárteles de la droga en la CDMX, y los habitantes de la capital mexicana creían que su ciudad estaba dentro de una burbuja que la mantenía protegida de la violencia que desde hace casi dos décadas mantiene asolado a la mayoría del territorio mexicano, lamentablemente no fue así, y con el paso del tiempo también a ellos los fue alcanzando.

Por eso lo ocurrido la mañana de este martes en la calzada de Tlalpan, donde fueron ejecutados en un ataque directo dos de los más cercanos colaboradores de la gobernadora de la CDMX, Clara Brugada, si bien es lamentabilísimo, no debe -no puede- sorprender a nadie. Iba a suceder más tarde o más temprano.

Mientras en la mayor parte de las entidades del país la violencia cada vez más extrema se fue enseñoreando a lo largo y ancho de la república, el crecimiento de los grupos delincuenciales se empezó a meter por debajo de la puerta capitalina, mientras distintos gobernantes negaban sistemáticamente que en el corazón de nuestro país hubiera cárteles.

La descomposición, cierto, no es nueva, viene de varias administraciones atrás, pero en la que creció exponencialmente y en la que más se negó la existencia de cárteles, fue en la del perredista Miguel Mancera, y no volvió a parar, más bien al contrario, siguió creciendo en el siguiente sexenio, de la morenista Claudia Sheinbaum, al grado tal que su secretario de Seguridad capitalina, Omar García Harfuch sufrió un atentado del cual salió vivo de manera milagrosa.

La política de cerrar los ojos y pensar que con ello los ya muy diversos grupos delincuenciales que operan en la capital, desaparecerían, en vez de haber atacado desde un principio su presencia y crecimiento; vamos, para empezar a atacar el problema, debieron haber empezado hace mucho tiempo con reconocer su existencia.

No lo hicieron, pensaron que, aunque el país se cayera a pedacitos, la capital en su burbuja estaba a salvo de la violencia, pero se equivocaron, desde siempre tendrían que haber entendido y aceptado que, aunque se tardara, si no se actuaba, sucedería lo que pasa en casi todas las guerras: que la última plaza en conquistar, es la capital.

Y lo peor sería politizar el doble crimen de este martes, como ya empezó a hacerlo el líder del senado, Gerardo Fernández Noroña, cuando dice que hay una campaña de agresión de la derecha. La presidenta debería llamarlo al orden, meterlo en cintura, ponerle un cierre en el hocico que no se le puede llamar de otra manera con todas las tonterías que suele escupir.

X= @JulianParraIba