Por Michael Georgy
BEIRUT, 9 ago (Reuters) – Algunos libaneses hacían llamamientos el domingo a un levantamiento prolongado para derrocar a sus líderes en el marco de la indignación popular por la devastadora explosión de esta semana en Beirut, y el principal clérigo maronita cristiano del país dijo que el Gobierno debería dimitir.
Los manifestantes han pedido al Ejecutivo que se retire por la supuesta negligencia que llevó a la explosión del martes. La ira desembocó en escenas violentas en el centro de Beirut el sábado.
El patriarca maronita cristiano Bechara Boutros al-Rai dijo que el gabinete debería renunciar ya que no puede “cambiar la forma en que gobierna”.
“La dimisión de un diputado o de un ministro no es suficiente… todo el Gobierno debería dimitir ya que no puede ayudar al país a recuperarse”, dijo en su sermón del domingo.
La ministra de Información, Manal Abdel Samad, dijo que iba a dimitir el domingo, señalando la explosión y el fracaso del Gobierno para llevar a cabo reformas.
Las protestas del sábado fueron las más grandes desde octubre, cuando miles de personas salieron a las calles para exigir el fin de la corrupción, el mal gobierno y la mala gestión.
Alrededor de 10.000 personas se reunieron en la Plaza de los Mártires, que se transformó en una zona de batalla por la noche entre la policía y los manifestantes, que trataron de romper una barrera en una calle que conducía al Parlamento. Algunos manifestantes irrumpieron en los ministerios y en la Asociación de Bancos Libaneses.
Los manifestantes lanzaron piedras y petardos a la policía antidisturbios, que disparó decenas de botes de gas lacrimógeno. Algunos de los policías fueron trasladados en ambulancias y uno de ellos murió. Según la Cruz Roja, hubo más de 170 heridos.
“La policía me disparó. Pero eso no nos impedirá manifestarnos hasta que cambiemos el Gobierno de arriba a abajo”, dijo el domingo Younis Flayti, de 55 años, un oficial del ejército retirado.
Cerca de allí, el mecánico Sabir Jamali se sentó al lado de una soga atada a un marco de madera en la Plaza de los Mártires, como una advertencia simbólica a los líderes libaneses para que renuncien o se enfrenten a la horca.
“Todo líder que nos oprime debería ser colgado”, dijo, añadiendo que saldrá de nuevo a protestar.
Soldados en vehículos equipados con ametralladoras permanecían estacionados al lado de la plaza el domingo.
La catastrófica explosión del martes mató a 158 personas e hirió a más de 6.000, destruyendo partes de la ciudad y agravando meses de colapso político y económico.
“La gente debería dormir en las calles y manifestarse contra el Gobierno hasta que caiga”, dijo la abogada Maya Habli, mientras inspeccionaba el puerto demolido donde se produjo la explosión.
El primer ministro y la presidencia han dicho que 2.750 toneladas de nitrato de amonio altamente explosivo —utilizado en la fabricación de fertilizantes y bombas— habían sido almacenadas durante seis años sin medidas de seguridad en el almacén del puerto.
El Gobierno ha dicho que pedirá cuentas a los responsables.
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(información adicional de Maher Chmaytelli y Richard Lough; editado por Frances Kerry; traducido por Tomás Cobos)