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16 de mayo de 2025
Opinión

Rio Babel

Rio Babel
  • mayo 16, 2025

Salud Mental, deuda pendiente

Luis Guillermo Hernández Aranda

En marzo de 2025, nos entristeció la noticia de la muerte de un joven árbitro en Torreón. Nurdin Emmanuel Ayala Gallegos fue agredido el sábado 15 de marzo dentro de las instalaciones de La Bombo Fut Sala, donde recibió un botellazo en la espalda. Cinco días después, falleció.

Recientemente, un partido infantil en el marco de la Copa Peñoles tuvo que detenerse debido a una violenta pelea. Tras una entrada dura de un jugador, ambos equipos comenzaron a pelear, y la situación se agravó aún más cuando los padres abandonaron las gradas para involucrarse en la pelea.

Estos incidentes, aunque parezcan aislados, deben hacer que reflexionemos como sociedad: ¿cómo se encuentra nuestra salud mental al optar por la violencia en situaciones cotidianas?

La violencia no es exclusiva de los grupos delictivos; lamentablemente, se ha integrado en nuestra vida diaria. Cotidianamente, las calles son testigos silenciosos de la falta de calma entre los conductores, lo que ha causado numerosos accidentes.

Cada semana en Torreón ocurre una muerte por accidentes de tráfico. En 2025 se reportan 20 decesos por este motivo, superando los homicidios dolosos. Las autoridades tanto estatales como municipales están realizando sus esfuerzos para que podamos vivir en armonía. Los años de violencia que padecimos hace más de una década han quedado atrás, pero, desafortunadamente, hoy nuestra sociedad no está cumpliendo con su parte al comportarse de manera inadecuada.

No es factible que el gobernador, el alcalde o el fiscal puedan supervisar a cada uno de los conductores, a cada jugador de futbol amateur o a cada esposo que incita a la violencia en su hogar. La responsabilidad también recae sobre nosotros, e insisto, hasta ahora hemos dejado mucho que desear como comunidad.

La falta de salud mental se evidencia también en el desdén hacia los espacios destinados para personas con discapacidad y mujeres embarazadas, el incumplimiento de las señales de alto, el uso del teléfono celular mientras se conduce o, peor aún, hacerlo bajo los efectos del alcohol o drogas.

En el año 2025, con un asombroso progreso tecnológico, parece que hemos retrocedido como civilización, al menos eso reflejan nuestras acciones.