Paralaje

Ciegos y sordos
Por Hugo Díaz Aguilera
Luego de 19 años, tres sexenios, con gobiernos federales de todos colores y de todos sabores, las cosas en la mina 8 Pasta de Conchos ubicada en el municipio de San Juan de Sabinas siguen en términos generales, iguales. Ayer jueves varios compañeros reporteros nos dimos a la tarea de recuperar algunas anécdotas del 19 de febrero de 2006 en el complejo minero siniestrado, la mayoría de los testimonios rondaban acerca del fuerte cerco informativo que generó con medios de comunicación de distintas partes del mundo y los colectivos que se dicen trabajar por los más desprotegidos.
Sin embargo, sustancialmente hay que poner sobre la mesa varios aspectos que tienen que ver con la percepción que tiene la sociedad de quienes nos gobiernan y que están obligados a velar por los más desprotegidos, por ejemplo las declaraciones del entonces Delegado Zero subcomandante Marcos.
En aquella ocasión, decíamos, el despliegue de grupos o movimientos pro derechos humanos, Partido Comunista y otros de este mismo corte “como la otra campaña” se hicieron presentes con la intención de dejar en claro que percibían un maridaje entre la empresa concesionaria del complejo minero siniestrado y las autoridades federales de tal manera que buscaban que los deudos desistieran en sus exigencias del rescate.
Entre otras cosas, el subcomandante Marcos declaró según publicación del periódico La Jornada (si, La Jornada), del reportero Hermann Bellinghausen, que “eso iba a seguir pasando hasta que cambiaran las cosas” y, “vamos a tomar las minas para que vuelvan a ser de los mineros, y que ellos vivan con dignidad”. Entre otras consignas que lanzó, sin faltar la de un acoso por parte de medios de comunicación local y asedio por parte de aparatos de inteligencia federal.
Han pasado 19 años, y en la Región Carbonífera no vemos a cual cambio se refirió el delegado Zero para que las cosas cambiaran. En su discurso con las viudas aquel entonces, calificado como un encuentro sencillo, pero bien vigilado, también comentó que el gobierno lo que quería es que las mujeres se quedaran solas, y que eso no lo iban a permitir.
En agosto de 2022, la región volvió a cubrirse de luto luego de una tragedia en el pozo minero el Pinabete, ya gobernaba López Obrador. Quienes hemos dado cobertura al hecho hemos insistido sobre un contubernio de dependencias federales y empresarios mineros, para que esa mina clausurada a finales del siglo pasado por la cantidad de agua que fue ahí detectada, volviera a funcionar, es decir, del riesgo que los mineros corrían siempre se tuvo conocimiento.
Curiosamente, con las viudas y deudos del Pinabete no se acercó ningún obispo, ni tampoco acudieron líderes de movimientos civiles a brindarles apoyo, tampoco se le dio visibilidad al hecho colocando cruces a orillas de la carretera federal 57, punto cercano a la tragedia y ni qué decir de medios nacionales como el citado medio nacional (hoy por hoy de los principales proveedores del gobierno federal anterior y el presente). Los restos de los 10 mineros del Pinabete ya fueron rescatados, pero ahora, ¿quién va a exigir para que la justicia se aplique y se meta a la cárcel a los verdaderos culpables de esta tragedia?, ¿van a tapar el pozo el Pinabete ahora que ya se terminó el rescate?