Se fue el Papa reformista

LESLIE DELGADO
Foto: Leslie Delgado
La muerte del Papa Francisco marca el fin de una era para la Iglesia Católica. Su pontificado, iniciado en 2013, se distinguió por un estilo pastoral cercano a la gente, una apuesta por la humildad y una apertura sin precedentes —aunque limitada— a temas sensibles dentro del mundo católico.
Pero ¿cuál es el verdadero legado de Jorge Mario Bergoglio? ¿Y qué significa su partida en un contexto global donde la fe institucional se transforma? Para Francesco Gervasi, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila e investigador en temas de religión y santería, el impacto de Francisco radica en su capacidad de conexión con los sectores más vulnerables y en el simbolismo transformador de su discurso.
En entrevista exclusiva para Grupo Región, el catedrático refirió que es difícil predecir cuál es el futuro de la iglesia católica, sin embargo teme que pueda regresar al conservadurismo.
“Papa Francisco fue un pontífice distinto. Su énfasis en la humildad, en la pobreza, en la necesidad de una Iglesia al servicio de los últimos, lo acercó a figuras como San Francisco de Asís, cuyo nombre eligió como una declaración de principios”, explica el académico.
Uno de los momentos más representativos de su apertura se dio cuando, cuestionado sobre los sacerdotes homosexuales, Francisco respondió: “¿Quién soy yo para juzgar?” Una frase que, aunque no modificó la doctrina oficial, marcó un antes y un después en la forma de comunicar desde el Vaticano. “Es una apertura hasta cierto punto, pero significativa. Cambió la conversación”, subraya Gervasi.
Además de su tono pastoral y reformador, el papa argentino también fue un líder de gestos: renunció a los lujos papales, vivió en una residencia sencilla dentro del Vaticano y colocó en el centro de su mensaje temas como el cambio climático, la justicia social, la migración y la paz mundial.
¿El último Papa?
Junto con el duelo, resurgen teorías apocalípticas o simbólicas que desde hace años circulan en torno al fin de los tiempos en la Iglesia. Algunas de ellas sugieren que Francisco podría ser el “último papa”, en referencia a antiguas profecías atribuidas a San Malaquías o simplemente como una interpretación simbólica del cambio de época en la fe católica.
“Esas teorías existen desde hace siglos y resurgen cada vez que muere un pontífice, pero más allá de lo conspirativo, sí hay una realidad: el mundo religioso está cambiando. La fe institucional, sobre todo en Europa, ha perdido fuerza. Sin embargo, en regiones como América Latina o África, el catolicismo sigue teniendo una presencia poderosa”, dijo.
“El catolicismo ha sobrevivido a crisis mucho mayores. Si bien Francisco fue un papa con un fuerte impacto popular, la Iglesia es una institución milenaria que sabe adaptarse. El ‘último papa’ es más una metáfora del fin de una etapa que una profecía literal”, agregó.
Aunque su muerte pone fin a su pontificado, los cambios que hizo en la curia deberán perdurar y modernizarse.
“Yo espero que algunas de las semillas que sembró Francisco puedan florecer. Que no sea visto como una excepción, sino como el inicio de una nueva etapa más abierta y sensible en la Iglesia Católica”, concluyó Gervasi.