Dobleces
Operación chantaje
Israel Mendoza Pérez
@imendozape
La cúpula del Partido del Trabajo comenzó a elaborar la operación chantaje en Veracruz. La decisión de ir en solitario a la elección del 1 de junio en donde se disputarán mil 54 cargos es la estrategia de Alberto Anaya, dirigente sempiterno, para ganar más espacios, a través del amago de separarse de Morena y olvidarse del trabajo de campo y de los resultados en las urnas.
Esta jugada política le funcionó en 2023 cuando, en complicidad con Ricardo Mejía Berdeja escandalizó, por unos días, el proceso electoral y obligó a Morena a negociar. El candidato al gobierno de Coahuila por el PT se encontraba en tercer lugar de acuerdo a las encuestas de Demotecnia con un 12 por ciento frente al 55 por ciento de Manolo Jiménez.
Ahora, el escenario el PT o traza muy similar. Alberto Anaya simula una separación. Salen los voceros como Vicente Aguilar y Reginaldo Sandoval a esgrimir que lo que estaba en disputa entre los partidos fue el reparto de las presidencias municipales, pero que no se trata de un rompimiento.
Desde hace 30 años, el PT no ha transitado por la vida democrática de manera independiente. Su vida política se sustenta en ser una rémora de los partidos con los que hace alianza. Morena no es la excepción.
Y es que el PT comenzó a renegar de algunas decisiones de morena. Lo hace abiertamente. Primero inició su desacuerdo con el tema del Fobaproa ellos proponen eliminar el pago de esa deuda histórica. El segundo es la eliminación de legisladores plurinominales. Con la reforma que se avecina de corte político-electoral, el principal afectado en sus intereses personales es Alberto Anaya, ya que siempre llega al Congreso o al Senado a través de las listas plurinominales.
Estos elementos son con los que el PT comenzó a dar señales de que la alianza con Morena requiere tomarlo más en cuenta. La única vía que conoce el histórico dirigente petista es la del chantaje burdo. De acuerdo con el análisis interno del PT con la fuerza que representan a través de un “jingle” en el que se cuelgan de la cuatroté, tienen el capital político para ganar alrededor de 30 municipios. Además con la estrategia de “defender la trinchera”, el PT va por la ruta de declinaciones para asegurar puestos.
La realidad es que los jefes del PT tienen al partido a disposición de disidentes y aspiracionistas al poder. Eso es lo que será el experimento de los petistas en los próximos comicios.
A final de cuentas, sin ánimos de convertirse en un partido de izquierda más amplio y moderno, el PT se encuentra anacrónico y con una severa crisis de identidad. Mantiene su espíritu fundacional maoísta y al mismo tiempo añora el nacionalismo revolucionario. El partido es un pegote de distintas ideologías movido y motivado, en cada elección, por la política mercenaria y en tiempos electorales se reactiva el partido de Anaya.