Con-ciencia y sin corbata

Cuando la ética se va por el ducto
Emiliano C.
En los libros de ética empresarial hay ejemplos… y luego está Petrobras. Ese caso que te hace pensar:
“¿Y si la clase de etica mejor la damos en la cárcel?”
Para los que no están tan familiarizados con el escándalo, aquí va una versión digerible: Petrobras, la petrolera estatal brasileña, fue el epicentro de uno de los esquemas de corrupción más grandes del mundo. Un modelo de “negocios” donde constructoras inflaban contratos, repartían mordidas, y todos se hacían ricos… menos los ciudadanos. Básicamente, un Uber de la corrupción, pero sin calificaciones al final del viaje.
Y este no fue un caso de “una manzana podrida”. Fue más bien un huerto completo fermentado en impunidad. Y lo grave no es solo el robo (porque desgraciadamente eso ya no es sorpresa), sino cómo se institucionalizó: había departamentos enteros que sabían, callaban o participaban. Como esos grupos de WhatsApp donde nadie dice nada… pero todos saben todo.
Ahora, más allá del chisme político y judicial, a mí me interesa la reflexión empresarial. Porque detrás de cada escándalo de esta magnitud, hay una oportunidad para reflexionar. Aveces estas cosas son las que te muestran lo que hay debajo del logo y del manual de misión/visión.
- La cultura mata al compliance
Petrobras tenía políticas, códigos, manuales… y todo lo que un corporativo presume en su página de internet. ¿De qué sirvieron? De adorno. Porque si la cultura interna no los respalda, son solo PDFs olvidados. Es como decir que tienes pareja porque tienes su número guardado.
En las empresas, lo que se permite, se promueve. Si el equipo ve que el jefe “arregla” contratos o “facilita” trámites con sobres amarillos, no importa cuántas capacitaciones pongas. El ejemplo no solo arrastra: arruina.
Y peor aún: cuando las reglas existen, pero no se aplican, no es que no haya ética. Es que hay hipocresía. Y esa sí es contagiosa.
- No todo crecimiento es progreso
Petrobras creció como espuma en su momento. Inversiones millonarias, contratos gigantes, expansión internacional… y sin embargo, lo que parecía éxito era en realidad una burbuja llena de tranzas.
Lección: no todo lo que sube en la gráfica se debe a buen liderazgo. A veces es solo un Excel maquillado con sobornos. Como ese amigo que presume su emprendimiento… pero nunca dice que su primo trabaja en gobierno y le dio los contratos.
Y como líderes, emprendedores o ejecutivos, deberíamos dejar de romantizar el “todo vale por crecer”. Porque a veces ese crecimiento es solo una carrera hacia el final.
- Corrupción no es sólo política: es cultura organizacional
El caso Petrobras nos grita una verdad dura: la corrupción no empieza en el gobierno. Empieza en pequeñas decisiones dentro de la organización. En el “hazlo rápido”, en el “no pasa nada”, en el “así se hacen las cosas aquí”.
La corrupción empieza cuando normalizas lo anormal. Y termina… bueno, si tienes suerte, en la cárcel. Si no, en un país quebrado. O en una reputación que no se limpia ni con todas las campañas del mundo.
Muchas empresas hoy quieren parecer “éticas” porque queda bien. Publican frases motivadoras en redes, celebran el día del medio ambiente, hacen campañas con influencers que nunca han pisado la oficina. Pero la ética no es estética. La ética es acción, y sobre todo, es coherencia.
Y aunque Petrobras sea un caso enorme, su lógica puede replicarse en escalas menores: en la empresa que maquilla numeros para cumplir KPIs, en el emprendedor que le paga “por fuera” al inspector, en el jefe que se queda callado cuando sabe que su socio hace trampa. No es necesario tener petróleo para tener podredumbre.
- ¿Qué nos toca como generación?
Nos toca levantar la ceja y cuestionar. Preguntar. No normalizar. No decir “así es el sistema”. Nos toca ir a incomodar. Porque si no lo hacemos nosotros los que estamos entre los 25 y 35, ¿quién?
Nos toca entender que sí, el éxito empresarial es importante… pero no a cualquier precio. Que sí, queremos crecer… pero no pudriéndonos en el camino.
Nos toca construir negocios donde la transparencia no sea un lujo, sino una práctica. Donde los valores no estén en un PowerPoint, sino en las decisiones del día a día. Donde el prestigio se construya desde dentro y no desde la agencia de PR.
En resumen:
- Petrobras no fue un error: fue un sistema.
- La ética empresarial no se presume: se practica.
- Una empresa que ignora la corrupción interna es una bomba de tiempo con logo y hojas membretadas.
- Y sí: el petróleo mueve al mundo… pero también puede embarrarlo hasta el cuello.
Hoy más que nunca, vale la pena preguntarse y responder sin miedo:
¿Tu empresa está creciendo con valores… o solo esta creciendo a costa de lo que sea?