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22 de diciembre de 2025
Opinión

Con-ciencia y sin corbata

Con-ciencia y sin corbata
  • diciembre 22, 2025

Joshua vs Paul

Emiliano Calvert

No fue solo una pelea.

Fue un súper evento.

Anthony Joshua se subió al ring con el cuerpo de un ex campeón del mundo y la biografía de quien ya conoce en la cima.

Jake Paul subió con otra cosa: atención, narrativa y millones de ojos que no distinguen entre boxeo y espectáculo… ni les importa.

El ring fue el mismo.

Las reglas, más o menos.

Pero el juego se sentía distinto.

Las bolsas

En esta pelea del dinero nadie se quejó .

Joshua, con una bolsa que rondó las decenas de millones de dólares, peleó como quien protege una reputación y, de paso, promociona su nombre para el ranking de peso pesado.

Paul, con una paga muy similar una locura para alguien con tan pocos rounds profesionales consiguiera tremenda bolsa.

No se trata de quién pegó más fuerte.

Se trata de quién vende más.

Y eso, para los puristas, duele más que cualquier gancho.

¿Y el día a día?

Joshua es de los que se hicieron a la mala.

Horas de gimnasio, golpizas que no se suben a Instagram, Juegos Olímpicos,etc.

Carrera larga, paciencia, proceso.

El boxeador “como se hacía antes”.

Paul juega otro juego.

Aprende en el camino, se expone, pierde sin desaparecer y gana sin pedir permiso.

No anda buscando que lo respeten…

anda buscando que lo vean.

Y eso, paga.

No es mejor ni peor.

Es distinto.

Como en la chamba:

hay quien sube escalón por escalón, y hay quien se mete por la puerta lateral con luces, cámara y patrocinadores.

Los dos pueden acabar en el mismo piso…

pero ninguno llegó igual.

Épocas

Esta pelea no era para ver quién boxea mejor.

Eso era lo de menos.

La pregunta era otra:

¿qué pesa más hoy: hacerlo bien o que todos estén viendo?

El ring fue solo la escenografía.

La pelea real está afuera:

en los contratos,

en los views,

en las marcas,

en quién se lleva la conversación del lunes.

Y mientras unos discuten si esto “le hace daño al boxeo”,

el boxeo (como negocio) ya eligió y no preguntó

En Fin…

Joshua va a seguir siendo Joshua.

Paul va a seguir siendo Paul.

Uno con respeto ganado a golpes.

El otro con atención ganada a base de saber moverse.

Y nosotros, viendo todo desde fuera, nos llevamos una verdad chistosa:

el mundo no siempre premia al mejor.

Premia al que entiende cómo se juega hoy.

No todo lo nuevo es mejor.

Pero tampoco todo lo viejo sobrevive solo con nostalgia.

Joshua vs Paul no fue una falta de respeto al boxeo.

Fue una señal.

Que el talento sigue importando.

Que la historia pesa.

Pero que, en estos tiempos, entender el contexto vale casi lo mismo que tirar el golpe perfecto.

A veces no se trata de ganar el round.

Se trata de saber en qué pelea estás metido.