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17 de octubre de 2025
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Impuesto a refrescos golpeará la economía

Impuesto a refrescos golpeará la economía
  • octubre 17, 2025

Miguel Villarello

Expertos coincidieron en que el nuevo impuesto a los refrescos en México no mejorará la salud de los consumidores, sino que provocará efectos negativos en distintos sectores.

Durante el panel virtual “Impuestos, Salud y Economía: evidencias y desafíos para América Latina”, moderado por Alberto Vilchis, los participantes Gisela Ayala, Santiago López y Luz Ángela Sánchez advirtieron que la medida desincentivará la productividad y competitividad de la industria refresquera, reducirá la generación de empleos y elevará los costos de producción.

Además, señalaron que el aumento impactará directamente el poder adquisitivo de las familias de menores ingresos y presionará la inflación hacia 2026.

Cada uno de ellos especialistas en ramas de la salud y lo que tiene que ver con diabetes, el sector industrial refresquero y la mercadotecnia, así como el sector productor de refrescos y edulcorantes internacional en la región de América Latina, expusieron su punto de vista.

El objetivo fue obtener información basada en evidencias en cuanto a impuestos que se aplicarán en México a ciertos tipos de bebidas sin azúcar, pero que son producidas y endulzadas con edulcorantes, y cómo van a impactar la salud y la vida de las personas, a la cadena productiva y la economía de una región o país.

Alberto Vilchis estableció que el núcleo del debate sobre esta nueva legislación sobre los refrescos es la salud pública y el manejo de enfermedades crónicas como la diabetes, pero que es esencial que cualquier análisis de política pública aborde toda la complejidad que tiene que ver con su influencia en la salud pública, anclado en evidencia clínica y epidemiológica, ya que históricamente se ha buscado desincentivar el consumo de alimentos no saludables.

La ley de ingresos, relató, contempla colocar impuestos a edulcorantes en bebidas no calóricas, de ahí la idea de analizar el impacto que tendrá en la economía, la salud y la industria refresquera.

Gisela Ayala, de la Asociación Mexicana de Diabetes, comentó que está demostrado que en México las bebidas azucaradas son unos de los mayores factores de riesgo para desarrollar diabetes y uno de los mayores elementos que brindan un exceso de calorías a la alimentación diaria.

Precisó que cualquier medida que se tome para aminorar su consumo “está bien y la sociedad civil aplaude, pero si no viene acompañada de educación pues, si se piensa que subiendo el precio va a disminuir el consumo, difícilmente llegará a su mejor resultado esta política pública a base de cargas impositivas.

Por su parte Luz Ángela Sánchez, experta en manejo de producción industrial y consultora en mercadotecnia, resaltó que en este tema hay que saber definir el mensaje, que sea unificado y cuya meta sea el poner el bien común por encima del bien particular. 

De ello resaltó cuatro aspectos muy importantes: el primero será entender muy bien esta política pública y saber el impacto que tendrá para poder cuantificarlo y cómo afectará, en este caso, a pacientes, consumidores y en términos productivos cómo podría afectar esta imposición a la productividad, el empleo y la inversión en el país, lo cual nos lleva a pensar en una afectación en economía.

“Otro aspecto es el cómo involucrar a todos en esta discusión, lo que conocen los legisladores como socializar los temas, y se involucre a pacientes, consumidores, productores, especialistas en salud y legisladores, y el cuarto aspecto sería la manera en que se debe de comunicar esta política pública”.

Al final, Santiago López, consultor para la industria de bebidas y refrescos en América Latina, expresó que reducir el consumo de azúcar y de calorías es una meta común que comparten todas las personas, las autoridades de salud, los gobiernos y la misma industria de bebidas. 

Recordó que, al respecto, la ONU también fijó su postura e hizo un llamado directo a la industria de bebidas y alimentos para reformular, es decir, modificar las recetas de producción para reducir las grasas saturadas, los azúcares libres, el sodio, además de las calorías. 

Y las empresas de bebidas en América Latina “respondieron al llamado y le han apostado a reformular para que las personas consuman menos azúcar y menos calorías desde las bebidas”. 

El cambio es palpable, sostuvo, pues en los supermercados cada vez encontramos más bebidas con menos azúcares, con menos calorías, distintas opciones y tamaños con etiquetados que dan información para tomar decisiones informadas, sin embargo, existen datos que corroboran que se ha transformado el consumo de estos productos en América Latina.

Por ejemplo, informó, del 2000 al 2020 el consumo de azúcar que proviene de las bebidas no alcohólicas se redujo en un 18.6% y en calorías en un 15.4%.

En conclusión, precisó al final, los esfuerzos de la industria de bebidas son resultados que ya son tangibles y que ya están medidos.