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El oro negro: Un siglo de luto en la minería de Coahuila

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11 de Noviembre 2024

MOISÉS SANTIAGO
Durante más de un siglo, la minería del carbón en Coahuila ha sido una historia de sacrificio y riesgo constante, donde más de 3 mil trabajadores han perdido la vida. La explotación de este “oro negro” depende de la valentía de hombres que, con esfuerzo y lágrimas, han dedicado sus vidas a extraer el mineral que sostiene a sus familias.
El cronista sabinense Ramiro Flores Morales a través de su libro “El Hondo… una cuenta pendiente de la historia”, obra publicada en 2015, aborda la historia del Mineral El Hondo, un pueblo minero fundado en 1887 en la región Carbonífera de Coahuila. El 31 de enero de 1902, una explosión en la mina resultó en la muerte de 141 trabajadores, según datos oficiales
El historiador señala que durante más de 100 años las tragedias mineras han sido causadas principalmente por explosiones de gas grisú o metano, aunque otros accidentes han ocurrido debido a inundaciones, derrumbes, electrocuciones y aplastamientos. Aproximadamente 1,520 mineros han perdido la vida a causa de explosiones, y una cifra similar ha fallecido por otros motivos. Estadísticamente, esto equivale a cerca de 2.5 muertes de mineros por mes a lo largo de los años de explotación del carbón.
La minería fue el motor que impulsó el desarrollo en muchas comunidades que, en su búsqueda de metales preciosos, descubrieron importantes yacimientos de carbón. Hoy en día, esta actividad sigue siendo esencial en la regiones Centro y Carbonífera de Coahuila, reconocida por la calidad única de su carbón, crucial para la producción de carbón coque. Este tipo de carbón, utilizado históricamente en máquinas de vapor y en la industria del acero, ha sido fundamental para la economía de la región. Sin embargo, el cierre de Altos Hornos de México ha impactado severamente la economía de las familias mineras, añadió el historiador.
Además, resaltó que los accidentes mineros siguen dejando una estela de dolor imborrable. La tragedia de Pasta de Conchos, donde fallecieron 65 mineros el 19 de febrero de 2006, 63 que quedaron sepultados, y aún se carga con el peso de 62 cuerpos que no han sido rescatados. Más recientemente, el 3 de agosto de 2022, una inundación en el pozo de carbón El Pinabete provocó la muerte de 10 mineros, de los cuales solo 9 han sido recuperados hasta la fecha. Estas tragedias, afirmó el historiador, han dejado una profunda herida en la memoria colectiva de la región.
El historiador afirmó que, aunque existen empleos en otras áreas como el sector maquilador, comercial e industrial, la economía de la región Carbonífera aún depende en gran medida de la explotación del carbón. Además, esta actividad genera empleos directos e indirectos que benefician a la economía local.
Si bien es cierto, destacó el historiador, la historia de la minería en esta región comenzó en 1900, cuando los ingleses descubrieron grandes yacimientos de carbón mineral en el municipio de San Juan de Sabinas. En 1902 se iniciaron los trabajos de explotación con la Mina Tiro 1, lo que también dio origen al campamento minero La Rosita, que en ese entonces contaba con aproximadamente 200 trabajadores. La llegada de la compañía American Smelting fue trascendental para continuar con la explotación del preciado oro negro en Nueva Rosita.
La historia de la minería en Coahuila ha dejado lágrimas y dolor a lo largo de más de un siglo, pero, pese a las adversidades, la comunidad minera ha logrado mantenerse viva. Aunque la actividad minera ha disminuido en fechas recientes, continúa siendo esencial para fortalecer la economía de la Región Carbonífera.
Luis cambió el juego y la escuela por el carbón, inició a los 11 años en las minas
A pesar de los riesgos que enfrenta diariamente, Luis Alberto Saldaña Gómez, un joven padre de familia de 25 años y con tres hijos, elige trabajar en una pequeña mina de arrastre, donde labora de lunes a sábado para llevar el sustento a su hogar.
Luis recuerda que su primer acercamiento a la minería fue a los 11 años, cuando comenzó a trabajar “en el hueso,” separando el carbón de la piedra para limpiar el mineral. “A los pocos meses me dio curiosidad bajar al pocito donde trabajaban. Cuando lo hice, a los 17 años, tuve miedo, pero ahora ya se ha convertido en una rutina,” comparte.
Luis afirma que, aunque el trabajo es peligroso, el salario compensa el riesgo: al trabajar bien de lunes a sábado puede ganar hasta 5 mil pesos por semana, un ingreso difícil de igualar en una maquiladora de la región, donde el salario ronda los mil 800 pesos semanales.
Reconoce que iniciar en el mundo de la minería a tan temprana edad hizo que perdiera el interés por los estudios; apenas terminó la primaria. “Por no haber estudiado, decidí trabajar en la minería, y hasta ahora, con lo que gano, puedo sostener a mi familia,” explica.
Aunque es consciente de los riesgos inherentes a su labor, Luis asegura que en su lugar de trabajo se toman todas las medidas de seguridad posibles. La mina de arrastre donde trabaja cumple con las normativas de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, que realiza inspecciones periódicas para identificar áreas de riesgo y llevar a cabo las acciones necesarias para proteger a los trabajadores.
Una herida que no sana: La Historia de Guillermo, hijo de un minero caído en Pasta de Conchos
Guillermo Iglesias, hijo de un minero que perdió la vida en Pasta de Conchos, recuerda con profunda tristeza el impacto que tuvo en su familia aquella tragedia ocurrida el 19 de febrero de 2006. La explosión en la mina dejó sepultados a 65 trabajadores, y aunque han pasado 18 años, el dolor persiste para las familias de 62 mineros cuyos cuerpos aún no han sido recuperados. Cada familia guarda una historia diferente, llena de pena y resignación.
“La tragedia de Pasta de Conchos nos cambió la vida,” relata Guillermo. “Desde ese momento, mi madre comenzó a morir; su trauma fue tan grande que falleció once meses después, a los 63 años, incapaz de soportar la pérdida. Martha Argelia López, mi madre, murió con una herida que nunca sanó.” La historia de Guillermo es solo una entre muchas, pero refleja el dolor prolongado que Pasta de Conchos dejó en la región y en las familias mineras de Coahuila.
Para Guillermo, el desastre de Pasta de Conchos fue más que una tragedia individual; es un recordatorio de los riesgos continuos que enfrentan los mineros en la región carbonífera. Afirma que estas tragedias podrían evitarse, o al menos reducirse, si existiera una mayor voluntad política y compromiso en la implementación de medidas de seguridad. Sin embargo, denuncia que el poder ejecutivo y el legislativo no han logrado acuerdos efectivos para proteger a los trabajadores.
“Mientras las autoridades no regulen y legislen las medidas adecuadas, seguirán ocurriendo tragedias,” lamenta Guillermo. “Sé que en otras minas, como las de metal, también hay accidentes, pero en las minas de carbón, las muertes son mayores porque es uno de los minerales más explotados en la cuenca.” La historia de Guillermo y su familia es un llamado a la acción para evitar que el sacrificio de los mineros siga dejando heridas abiertas en la región.
Coahuila cuenta con sólo 24 inspectores para supervisar más de 100 minas
De acuerdo con la información más reciente disponible en la página del Gobierno de México, correspondiente a 2022, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) cuenta en Coahuila con 24 inspectores federales del trabajo, de los cuales 13 tienen presencia permanente en Sabinas para las 120 minas en ese entonces registradas en el estado.
Hasta 2022, se realizaron 979 inspecciones a minas en todo el país, de las cuales 387 tuvieron lugar en la zona carbonífera de Sabinas. Esto representó el 39% de todas las inspecciones mineras en México y el 84% de las suspensiones de minas debido a incumplimientos graves de seguridad.
Como resultado de estas inspecciones, la STPS implementó 3,181 medidas de mejora en las minas de Sabinas y aplicó el 75% de las sanciones económicas emitidas en el país por incumplimiento de la normativa laboral, en beneficio de los trabajadores de la región.
Las inspecciones en minas de carbón determinan si las empresas cumplen con la Norma Oficial Mexicana NOM-032 en materia de seguridad. En caso de detectar riesgos significativos para los mineros, la STPS ordena la suspensión de actividades hasta que se subsanen las irregularidades. Cabe destacar que la STPS no tiene la facultad de otorgar o retirar concesiones, función que corresponde a la Secretaría de Economía.
LÍNEA DEL TIEMPO
  • 1887 – Fundación del Mineral El Hondo: Este año marca el inicio del asentamiento minero en la Región Carbonífera de Coahuila. La actividad minera comenzó a atraer trabajadores y familias en busca de empleo en la explotación del carbón.
  • 31 de enero de 1902 – Explosión en la mina de El Hondo: Se produce la primera gran tragedia minera de México en esta mina, donde una explosión resultó en la muerte de 141 trabajadores. Este evento marcó un hito en la historia de la minería en el país y en la Región Carbonífera.
  • 27 de febrero de 1908: Una explosión en la mina Rosita Vieja, cerca de San Juan de Sabinas, causó la muerte de aproximadamente 200 mineros, en su mayoría trabajadores inmigrantes japoneses.
  • 31 de marzo de 1969: En la mina Barroterán, ubicada en el municipio de Nueva Rosita, una explosión resultó en la muerte de 153 mineros.
  • 19 de febrero de 2006: La mina Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, sufrió una explosión debido a la acumulación de gas metano, provocando la muerte de 65 mineros, 63 cuerpos quedaron atrapados y, a la fecha, solo uno más fue recuperado, quedando pendientes 62 en 18 años.
  • 25 de enero de 1988: Una explosión en la mina Cuatro y Medio, en Villa Las Esperanzas, municipio de Múzquiz, dejó 37 mineros muertos y 19 heridos.
  • 4 de junio de 2021: La mina Micarán, en Múzquiz, colapsó debido a una inundación, atrapando y causando la muerte de siete mineros.
  • 3 de agosto de 2022: Una inundación en la mina El Pinabete, en Sabinas, dejó a 10 mineros atrapados. Hasta agosto de 2024, se han recuperado nueve cuerpos, y las labores de rescate continúan para el último cuerpo.