2 sep (Reuters) – La fortaleza mental de Andy Murray nunca se había puesto en duda, pero su victoria sobre Yoshihito Nishioka en la primera ronda del Abierto de los Estados Unidos el martes fue la señal más certera hasta la fecha de que está físicamente capacitado para volver a competir en el primer nivel.
El británico, de 33 años, que ha sido operado de la cadera en dos ocasiones, remontó dos sets en contra para ganar 4-6, 4-6, 7-6(5), 7-6(4) y 6-4 en un agotador maratón de cuatro horas y 39 minutos en su primera aparición individual en un torneo de Grand Slam desde el Abierto de Australia de 2019.
La última participación de Murray en un torneo de primer nivel terminó en lágrimas al caer ante el español Roberto Bautista Agut en un épico duelo a cinco sets en la primera ronda en Melbourne, con el escocés en camino del quirófano y un futuro incierto.
Sin embargo, el martes no hubo lágrimas.
“Acabo de jugar un partido de cuatro horas y media cuando nunca pensé que sería capaz de hacerlo”, dijo Murray a los periodistas.
“Me sentí mucho mejor hoy al final de ese partido que cuando jugué contra Bautista en Australia. No estoy sentado aquí con mi cadera palpitando y doliendo. Podré dormir bien esta noche”.
Murray, que se recuperó de una rotura en el tercer y quinto set y salvó un punto de partido en el cuarto, dijo que necesitaba afinar su juego ahora que las preguntas sobre su estado físico habían sido respondidas.
“Estuve muy cerca de quedar eliminado pero seguí remontando, seguí luchando, así que estoy orgulloso de eso”, añadió.
“La pregunta más importante habría sido la física. Eso fue lo que más me gustó, que aguanté”.
“Esa era probablemente mi mayor duda y la mayor respuesta que obtuve del partido de hoy, fue que físicamente que yo estaba bien. En cuanto al tenis, podría hacerlo mejor”.
El siguiente rival para Murray, quien ganó el primero de sus tres grandes títulos en Flushing Meadows en 2012, es el 15º cabeza de serie, el canadiense Felix Auger-Aliassime.
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(Información de Simon Jennings en Bengaluru; editado por Peter Rutherford; traducido por Emma Pinedo)