Paralaje
Doña Lety y Breidy
Hugo Díaz Aguilera
Las leyes establecidas en cualquier sociedad son normas o reglas creadas por una autoridad competente, que regulan la conducta de las personas que la integran, con la firme intención de mantener el orden, así como la protección de libertades y derechos, y el impulso de la justicia en dicha sociedad.
Quienes coadyuvan a la creación de estas leyes son el poder legislativo, en lo que debería ser una comunión estrecha con los ciudadanos. En este concepto de poder legislativo se incluyen desde senadores de la República hasta los regidores de los distintos ayuntamientos, pasando por diputados federales y locales.
El más reciente caso denunciado en redes sociales y posteriormente difundido en la televisión nacional, de una persona llamada Doña Lety en el estado de Veracruz, pone de manifiesto, primero, el vacío que el Estado mexicano guarda con relación a la explotación de personas en las redes sociales.
En el caso de doña Lety se habla de una “privación ilegal de la libertad”, disfrazada con mantos de buenas intenciones y ayuda que un influencer llamado Jaime Toral brindaba a esta mujer, catalogada después como una auténtica máquina de “likes”, término técnico que designa el grado de aceptación que una publicación en redes sociales va teniendo, y que representa la antesala para comenzar a lucrar (monetizar).
Más allá de lo que vaya surgiendo en torno a ello, lo único claro por el momento es el hecho de publicar los desvaríos y actitudes que una persona con poco razonamiento de la vida observa; es decir, una persona que no vislumbra la vida con maldad, por la razón que usted guste o mande.
Actitudes similares se han visto en Sabinas, con personas que padecen discapacidad intelectual, a quienes incluso les han fabricado páginas de Facebook administradas por terceros, que alimentan dichas redes con contenidos que proyectan actitudes y comportamientos de los discapacitados, provocando la hilaridad de quienes visitan esos sitios.
Sitios como “La Pelona Fans”, con 111 mil seguidores, cuyo material en su mayoría ilustra a Breidy, una joven sabinense, madre soltera con autismo, a quien sin su consentimiento la exhiben trenzando a golpes con un hombre o con una mujer; la exhiben llorando porque quiere un celular; disfrazada de Caperucita o de Adelita; con rastros de un encuentro íntimo, etc.
Si en alguna ocasión se legisló para crear la Ley Olimpia, que busca frenar y sancionar la violencia digital hacia las mujeres, ¿son Doña Lety y Breidy personas que la Ley Olimpia no contempla entre su objetivo para protegerlas de vivales sin escrúpulos que van en busca de likes y de dinero a costa de su estilo de vida?
Este acto, a todas luces de injusticia, y el silencio absoluto de quienes tienen que levantar la voz, solo evidencia la indiferencia y la tendencia a normalizar actos que, aun cuando sean injustos, pensamos que no nos afectan.
