Peligran casas viejas por lluvias

LESLIE DELGADO, ZARZA AGUILERA, RAÚL ROCHA, MIGUEL VILLARELLO
Fotos: Leslie Delgado
Las recientes lluvias en Saltillo no solo han puesto a prueba la infraestructura pluvial, sino también la resistencia de su patrimonio arquitectónico. En el Centro Histórico de Saltillo, más de un centenar de casas antiguas muestran severos daños estructurales, revelando el riesgo de los inmuebles.
Hechas en su mayoría con adobe y materiales frágiles, estas viviendas muchas de ellas abandonadas o con mantenimiento limitado se encuentran en riesgo de colapso, según reportes de la autoridad municipal. Aunque no se han registrado derrumbes recientes, las filtraciones de agua en techos y muros debilitan día con día sus estructuras, mientras que el acceso restringido por tratarse de propiedades privadas complica su inspección y atención oportuna.
A la par, asentamientos irregulares en márgenes de arroyos, el desbordamiento de cauces y la mala disposición de residuos convierten a la temporada de lluvias en un detonante para múltiples amenazas urbanas.
El 20% de 600 casas antiguas presentan daños estructurales
Las recientes lluvias registradas en la capital coahuilense, dejaron en descubierto el estado estructural de viviendas antiguas y abandonadas en el Centro Histórico. En entrevista con Grupo Región, Roberto Rojas, director del Distrito Centro, puntualizó que actualmente se tiene identificada una cifra aproximada de 600 viviendas en condición de abandono, de las cuales alrededor de 20%, es decir alrededor de 100 casas presentan severos daños en su infraestructura.
“Muchas de estas casas no tienen mantenimiento desde hace años. Al estar abandonadas, el agua se filtra en techos y muros, y eso agrava el deterioro estructural”, declaró.
Agregó que la mayoría de estas construcciones están hechas de adobe y otros materiales frágiles, los cuales, al absorber humedad de forma prolongada, pueden colapsar con facilidad si no reciben mantenimiento oportuno.
A pesar de las condiciones de riesgo, informó que durante las precipitaciones recientes no se reportó el colapso de ninguna vivienda ni de fachadas, aunque reconoció que no todas las afectaciones son visibles, ya que al tratarse de propiedades privadas, es difícil acceder al interior.
Explicó que Protección Civil realiza recorridos periódicos y, en caso de detectar riesgos visibles como grietas o inclinación de fachadas, se emiten notificaciones a los propietarios para que atiendan la situación.
Uno de los aspectos que destacó es que 80% de estas propiedades, aunque estén deshabitadas, sí cuentan con propietarios responsables que pagan el predial y dan mantenimiento básico. El restante 20% representa un reto mayor por el abandono total o falta de atención, lo que incrementa el riesgo para peatones y construcciones aledañas.
“Este es un tema que se está abordando también dentro de los proyectos de rescate del Centro Histórico. La intención es que, a través de la inversión privada y el acompañamiento institucional, se logre recuperar estas viviendas que forman parte del patrimonio de Saltillo”, apuntó.
Reiteró que si bien no se han registrado emergencias recientes por colapsos, la vigilancia y prevención continúan activas, y llamó a los propietarios de inmuebles antiguos a realizar revisiones constantes para evitar tragedias.
Tejabanes en tierra ajena: el silencio que habita al margen del arroyo
Al pie del Periférico Luis Echeverría y Vito Alessio Robles, justo a un lado del Lienzo Charro, se encuentra un asentamiento que parece invisible para la mayoría de los que transitan a toda velocidad por la vialidad. Ahí, entre el murmullo del arroyo y el estruendo constante de los autos, viven decenas de familias en construcciones improvisadas de madera, lámina y cartón, aunque algunas casas ya muestran signos de mayor permanencia con bloques y cemento.
Desde el primer vistazo se percibe un ambiente tenso. Hay pocos vecinos fuera de sus casas; los tejabanes permanecen cerrados, y los pocos rostros visibles rehúyen la mirada. Algunos, al notar la presencia de un visitante, se resguardan rápidamente en el interior de sus viviendas. Se percibe un olor desagradable en el aire, producto quizá de aguas estancadas o residuos acumulados en la zona.
Caminar por los estrechos senderos de tierra, rodeados de hierba crecida y residuos, provoca la sensación de estar en un territorio ajeno, donde cualquier paso es observado con desconfianza. Al intentar entablar diálogo, la respuesta suele ser evasiva. Las personas no sólo rehusan hablar; en muchos casos, basta con mencionar que uno es reportero para que cierren la puerta o se retiren apresuradamente. El miedo y la desconfianza se sienten tan palpables como el calor que emana del asfalto cercano.
Entre las pocas voces que se animan a romper el silencio está la de don Jesús, un hombre de más de 70 años, de mirada serena pero manos curtidas por los años de trabajo.
“Aquí llegamos mi hermano y yo hace como 20 años. Aquí tenemos maguey y nopalitos”, cuenta con un dejo de orgullo mientras señala el pequeño solar que rodea su vivienda. Dice ser pensionado tras una vida de esfuerzo en fábricas y en la construcción como albañil.
“Yo vengo de General Cepeda. Todos los que vivimos por aquí venimos de rancho y trabajamos cerca, en algunas fábricas”, relata, mientras observa el arroyo que corre a un nivel bajo a escasos metros.
Aunque reconoce la falta de servicios básicos como agua potable, drenaje y electricidad, asegura no sentir miedo de vivir en un lugar tan vulnerable. “No sube el agua hasta acá”, afirma confiado, refiriéndose a las crecidas del arroyo que, en otras circunstancias, podrían representar un riesgo para los habitantes de las orillas.
A su alrededor, se levantan construcciones hechas de lámina y madera, con techos improvisados que parecen resistir estoicamente las inclemencias del tiempo. Algunas pocas casas, de concreto, denotan el esfuerzo de quienes buscan establecerse de manera definitiva en un lugar que aún carece de reconocimiento pleno como colonia.
La voz de don Jesús es una excepción en un lugar donde el silencio parece ser la regla. Su testimonio ofrece un atisbo de la vida de quienes, a pesar de la precariedad y el aislamiento, han encontrado en este rincón una forma de arraigo y supervivencia.
Vivir cerca de arroyos en Saltillo pone en riesgo vidas y bienes: PC
Con la llegada de la temporada de lluvias, la Unidad Municipal de Protección Civil y Bomberos de Saltillo mantiene activos los operativos de notificación a personas que habitan en zonas cercanas a arroyos y áreas irregulares, ante el riesgo de inundaciones.
Francisco Martínez Ávalos, titular de la corporación, informó que hasta el 30 de junio se han emitido 5 mil 84 notificaciones a viviendas ubicadas en márgenes de arroyos, muchas de ellas invadiendo zonas que están dentro del límite de seguridad marcado por la Comisión Nacional del Agua. “No todas están en un sitio irregular, pero sí en un sitio cercano a un arroyo, otras prácticamente invaden el margen”, explicó.
Aunque en algunos casos se trata de un solo habitante en pequeños tejabanes, el riesgo es latente para quienes permanecen en esas zonas. “Verbalmente se les exhorta a evitar poner en riesgo su vida y sus bienes, a que busquen reubicarse y estén atentos a los pronósticos del clima”, señaló.
Recordó que Saltillo está en pleno periodo de lluvias, el cual normalmente va de mayo a septiembre, y en algunos casos hasta octubre. “El pronóstico para esta tarde, noche, y para el fin de semana sigue siendo con probabilidades de lluvia”, advirtió.
Ante cualquier situación de emergencia, invitó a la población en riesgo a comunicarse al 911 para solicitar traslado a refugios temporales, o acudir con familiares si es posible. “Se les invita a que busquen el trasladarse a algún refugio temporal sobre todo en esta temporada de lluvias, que puede poner en riesgo su vida y sus bienes”, insistió.
Limpian más de 86 mil m² de arroyos para prevenir taponamientos
Con el objetivo de prevenir inundaciones, cuidar el medio ambiente y mejorar la imagen urbana de la ciudad, la Dirección de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable ha limpiado hasta la fecha 21 arroyos en diferentes puntos de Saltillo, informó Emmanuel Olache Valdés, titular de la dependencia.
Detalló que se han intervenido 170 puntos críticos con acumulación de residuos sólidos urbanos, basura vegetal, escombro y hasta desechos peligrosos, como pañales usados, llantas y animales muertos.
“Llevamos 86,984 metros cuadrados y 13,200 metros lineales de superficie limpiada. Esto ayuda a que los arroyos funcionen como pequeños pulmones de la ciudad y que no se pierda el hábitat de flora y fauna que ahí habita”, destacó.
Reconoció que el escombro es el residuo más complicado de retirar, por su peso y volumen. Señaló que algunas personas tiran desde carretillas y tinas, hasta tráileres completos de desechos.
Además, lamentó que algunos pepenadores dejan residuos no reciclables en estos espacios, lo que afecta tanto a la ecología como a la salud pública. “Es triste encontrar papel higiénico usado, restos de baño, animales muertos. Hay mala cultura en el manejo de la basura”, mencionó.
Llamó a la ciudadanía a disponer correctamente sus residuos y a ser conscientes del impacto de sus acciones. Añadió que existen sanciones para quienes sean sorprendidos tirando basura en los arroyos, que van desde multas económicas hasta 48 horas de arresto administrativo, según la Ley de Policía y Buen Gobierno.
Recordó que las brigadas de limpieza arriesgan su salud al trabajar entre residuos que no deberían estar ahí, y que si todos pusieran de su parte, podrían destinarse a otras tareas ambientales en beneficio de toda la ciudad.
Autoridades avanzan en el fortalecimiento del plan hídrico
El director municipal de Obras Públicas, Antonio Nerio Maltos, declaró que los encharcamientos e inundaciones causados por escurrimientos en algunos arroyos ponen en evidencia la necesidad de dar continuidad al plan hídrico municipal, por ejemplo, en los cauces ubicados al norte de Saltillo como el arroyo del Cuatro que debe continuar con la canalización; además de la limpieza y desazolve de otros como el de Flores.
Dijo que más que todo se requiere darle seguimiento a dicho plan hídrico, así como dar mantenimiento en todos los arroyos o escurrimientos y llamar a las personas a que no tiren basura en los cauces.
Por lo que se refiere al arroyo del Cuatro, dijo que se tienen aprobaciones por parte de Conagua, que aprobó el proyecto ejecutivo, un estudio de impacto ambiental y el proyecto de conexión del nuevo trazo con el arroyo Ceballos al norte de la ciudad, casi en los límites con Ramos Arizpe.
Se trabaja en otro frente que tiene que ver con el financiamiento del proyecto y ver las posibilidades de aportación estatal, municipal y federal a través de la Conagua.
Reconoció que se trata de una inversión alta aunque no mencionó la cantidad, pero resaltó que podría realizarse en varias etapas y beneficiar a todo el norte y nororiente de los asentamientos habitacionales de Saltillo.
En el caso del arroyo de Flores, que hace aproximadamente un mes se desbordó con las primeras lluvias que llegaron a Saltillo y afectó tejabanes construidos en su cauce, mencionó que el problema del desbordamiento radicó en la falta de limpieza del cauce, el cual presentaba cierta cantidad de basura, escombro y desechos acumulados.
Por lo que comentó que, en cauces como ese, surge la necesidad de limpiarlos y desazolvarlos, más no una canalización como tal, como la que se hará en el arroyo del Cuatro.
Además, reconoció que, derivado del crecimiento de la mancha urbana, hay algunos otros arroyos que es necesario limpiar, desazolvar o ampliar su cauce a través de canalización.
Indicó que, la llegada de lluvias torrenciales o algún huracán podría traer riesgo de inundación o desborde de agua para los asentamientos humanos cercanos o en los mismos cauces de los arroyos, ello ante la acumulación de desechos, basura, escombro, incluso desechos domésticos como muebles, que obstruyen en algunos tramos de libre paso de la corriente de agua.
En una comparativa por las recientes inundaciones en Torreón, destacó finalmente, que en Saltillo, dada su orografía en declive no es posible las inundaciones por cierto tiempo porque el agua corre buscando su cauce, sin embargo, Torreón se inunda más fácil porque prácticamente el terreno está plano y hay más sectores habitacionales que han crecido en el mismo lecho de los arroyos y existe la necesidad de bombear el agua estancada para solucionar el encharcamiento.