Trizas y trazos
Anatomía de una emboscada
Por: Antonio Zamora
Ayer nos hicieron llegar un artículo muy interesante de Ricardo Pascoe Pierce, donde asegura que los hechos ocurridos en el Zócalo de la Ciudad de México fueron una emboscada. Señala que, de acuerdo con los manuales militares, una emboscada depende de cinco factores interrelacionados: sorpresa, ocultamiento, planificación detallada, campo de tiro favorable y seguridad. Todos estos elementos estuvieron presentes en el operativo preparado por el gobierno para emboscar la movilización de la Generación Z. Al tratarse de una operación minuciosamente planificada, se consideró el objetivo político: desprestigiar el movimiento y dotar al gobierno de una coartada para culpar a otros del suceso. La preparación de la opinión pública antes del evento fue cuidadosamente diseñada desde la perspectiva de los estrategas oficialistas de ideología izquierdista. Se buscaba acusar al movimiento de tener un origen ultraderechista, incluso con vínculos internacionales. Era necesario sembrar dudas sobre una supuesta intencionalidad siniestra detrás de la convocatoria. Además, se aprovechó para desprestigiar al recientemente asesinado alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, e, increíblemente, para incluir a Ricardo Salinas en el complot. La presidente utilizó sus mañaneras para repetir estos argumentos durante toda la semana previa a la manifestación. Un elemento clave fue el llamado gubernamental a la CNTE para que comenzara a “calentar la plaza”. Convenientemente, se enfrentaron a los granaderos, aunque de manera controlada. Este ejercicio sirvió para justificar la presencia masiva de granaderos en la plaza. La marcha avanzó sobre Paseo de la Reforma de manera ordenada. Pero estaba acompañada por cientos de granaderos, posiblemente más de mil, que estaban listos para el operativo que se desarrollaría más adelante. Posteriormente, se tendió una celada estructurada de modo que las columnas de manifestantes cayeran, inevitablemente, en la emboscada. El gobierno cortó todas las avenidas de acceso al Zócalo, de tal forma que las aproximadamente 200 mil personas fueron canalizadas hacia el estrecho embudo de entrada por 5 de Mayo, cerca de la esquina de la Catedral. El ingreso, por tanto, fue lento y retrasó la entrada de todo el contingente al centro. Muchos ni siquiera lograron acceder, pues rápidamente comenzó la siguiente fase de la emboscada, que incluyó gases lacrimógenos. Una vez que un número importante de personas se encontraba en el Zócalo, grupos del supuesto Bloque Negro, organización alentada por elementos de la policía de la Ciudad de México, comenzaron a actuar atacando las vallas con la intención de generar violencia y caos. Mientras tanto, los asistentes legítimos al evento pedían a los violentos que cesaran sus ataques.
Nos leemos mañana…
