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3 de mayo de 2025
Opinión

Río Babel

Río Babel
  • mayo 2, 2025

¿Qué difícil es hoy ser niño?

Por Luis Guillermo Hernández Aranda

Nací en 1974. Fui niño en la década de los 80´s cuando todos vivíamos en calles abiertas. Los fraccionamientos cerrados no existían, había robos, pero no vivíamos con miedo de quedar atrapados en medio de una balacera como ocurre hoy en gran parte del país.

Dos piedras era suficiente para convertir cualquier calle en una cancha de futbol. También en campo de beisbol o de americano. No había miedo de correr, de atravesar avenidas y menos de convivir con el vecino.

Tampoco teníamos miedo de qué comer. Hoy todo tiene sellos y es pecado disfrutar de una golosina. Incluso ya están prohibidas en las escuelas. En los últimos 20 años, la obesidad infantil entre niños y niñas de cinco a once años casi se duplicó, al pasar de un 9 por ciento en 1999 a 17.5 por ciento en 2023, según el Atlas de riesgos para la nutrición de la niñez en México, elaborado por Save the Children y el Centro de Excelencia e Innovación para los Derechos y Oportunidades de la Niñez (CEIDON). En México más de 16 millones de menores de entre 5 y 19 años viven con sobrepeso u obesidad de acuerdo a datos oficiales.

Desde los 6 años fui a la lucha libre, también a las corridas de toros. Hoy para algunas voces estos espectáculos fomentan la violencia. En mis casi 51 años nunca me he peleado y eso que fui seguidor de El Santo, Blue Demon y defiendo mi gusto por la tauromaquia  

Cuando era niño nunca escuché hablar de depresión o de diferentes síndromes. Pareciera que hoy a todo le queremos poner una etiqueta, un diagnóstico, ya sea déficit de atención, hiperactividad, autismo.

En mis tiempos se hablaba de echar carrilla, pero no existía el termino de bullying. Hoy los niños tienen acceso a una gran cantidad de conocimientos, pero los papás no vigilamos los contenidos que ven en internet.

Como adultos vivimos en una gran contradicción, les heredamos nuestros miedos sobre qué comer, dónde poder jugar, les ponemos etiquetas, pero hemos olvidado lo más importante: voltear a verlos y procurar que sean felices.