Rio Babel
El fin de una época
Luis Guillermo Hernández Aranda
El 13 de diciembre quedará para la historia. Ese sábado se despidió de los cuadriláteros El Hijo del Santo. El Palacio de los Deportes fue el escenario de una despedida histórica ya que el heredero de la leyenda de plata puso fin a una carrera de 43 años marcada por el respeto, el misterio y la coherencia.
Gracias a las películas y a las historietas que editaba José G. Cruz, en el Siglo XX El Santo se convirtió en una figura de culto e ídolo de las masas. Incluso cuenta la leyenda que en las zonas más marginadas de México El Santo llegó a ser considerado un verdadero héroe, de ahí que cuando fuera a luchar en estas zonas del país y el “Profe” era vapuleado por los rudos, la gente en la arena le gritará “vuela Santo, vuela”, como lo hacía en las historietas.
El personaje que llegó a Europa gracias al cine causó gran fascinación cuando las personas del viejo continente se enteraron que a diferencia de Batman o Superman, El Santo sí existía y cada domingo luchaba para ganarse el pan. En Beirut un cine tiene una estatua del Enmascarado de Plata.
Las viejas películas de El Santo mostraban avances tecnológicos que en esa época eran impensables: relojes que servían para comunicarse, videoteléfonos, pistolas de fuego. Mientras en su primera etapa en el cine el Enmascarado de Plata vestía siempre como luchador, a partir de Operación 67 de 1966, el luchador dejó las capas para convertirse en una especie de James Bond, quien vestía sport pero siempre a la moda. Al mismo tiempo que dejaba su laboratorio para vivir en lujosos departamentos.
Heredero de esa leyenda El Hijo del Santo debutó un 18 de octubre de 1982. Por más de cuatro décadas el egresado de la carrera de Comunicación portó el nombre de su padre con dignidad, pero además construyó su propia historia. Regalándonos luchas memorables contra LA Park, Blue Panther y el Negro Casas por mencionar algunas.
En un medio donde los personajes a veces se “chotean” como los “Huracanes Ramírez”, el Hijo del Santo protegió el misterio y la leyenda. Dejó claro que hubo un Santo (el ídolo máximo) y un Hijo del Santo (su digno sucesor).
El Hijo del Santo logró que en el Siglo XXI la magia de la leyenda continúe viva no sólo en el cine sino también en el internet y todavía hoy muchos nos preguntemos: “¿Quién será el Santo? Una leyenda, una quimera, la encarnación de lo más hermoso, el bien y la justicia. Ese es El Santo, el Enmascarado de Plata”.
