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31 de julio de 2025
Opinión

Paralaje

Paralaje
  • julio 31, 2025

Jorge Flores Dovalina

Hugo Díaz Aguilera

El sábado 26 de julio en la ciudad de Escobedo, Nuevo León falleció mi gran amigo don Jorge Flores Dovalina. Don Jorge, como yo le decía, tenía 83 años, fue un gran deportista, fue también un magnífico alcalde de Sabinas en el trienio 1988-1990.

Fue a través de uno de los grupos de redes sociales de compañeros de prensa como me enteré de su muerte. Aunque oriundo de la región de los Cinco Manantiales de Coahuila, abrazó como su tierra a Sabinas; tenía ya un tiempo viviendo con su hija en Escobedo, Nuevo León.

Lo conocí en el ya lejano 1996, cuando este servidor comenzaba en los menesteres periodísticos, y fue por una discusión. A partir de ese día comenzó una amistad que se prolongaría hasta la actualidad.

Además de su paso por la política, donde cosechó grandes amistades —entre éstas la de un servidor—, fue un gran empresario, propietario de los Cinemas Galaxia, que cerraron sus puertas casi al inicio de este siglo, así como del Hotel Santa Clara, uno de los hoteles íconos en Sabinas y la región Carbonífera, ubicado sobre la calle Independencia, por donde pasa la cabalgata, a una cuadra del Palacio Municipal. También fue propietario de una empresa de bienes raíces.

Antes de convertirse en empresario, se desempeñó como contador del grupo CIMSA de Monclova y trabajó como tal en Automotores Regionales, S.A. de Sabinas. En muchas ocasiones, Don Jorge representó a la tierra hospitalaria en torneos regionales, estatales y nacionales, sobre todo en el deporte de la bola suave, el softbol. Era un gran lanzador. También jugó basquetbol, su deporte favorito.

“Dovalina”, como algunos solían llamarlo, junto con un grupo de amigos, siempre trabajó para mantener en condiciones la duela del Gimnasio Municipal, sin ser alcalde, pues acudían a canastear regularmente por las tardes. Se convirtió, para un servidor, en una asidua fuente para consultar sobre sucesos en la ciudad. Siempre fue un hombre de mucha visión.

Durante la administración municipal de Dovalina, el patronato de bomberos recibió un gran apoyo —creo, sin temor a equivocarme, como pocas administraciones lo han hecho—. Destacó también el apoyo que brindó a los damnificados del huracán Gilberto en 1988, además de respaldar las gestiones para la instalación del Tecnológico de Agujita.

A don Jorge Julio Flores Dovalina le sobreviven su esposa, Clara Luz Carrales, y sus hijos: Jorge Eduardo, Julio Edgar, Clara Luz y Daniel. Sus restos mortales fueron cremados y depositados en el nicho familiar en la Parroquia de San Martín, en Sabinas, Coahuila.

Buena parte de los datos aquí vertidos los obtuve del libro Los forjadores de Sabinas, Coahuila, de la autoría del profesor Ramiro Flores Morales.

Descanse en paz un amigo que, así como a mucha gente, siempre me brindó su mano y su expertise para mi labor periodística. Descanse en paz, don Jorge Flores Dovalina.