Banner

El medio que cubre todo Coahuila

10 de julio de 2025
Opinión

No Somos Iguales

No Somos Iguales
  • septiembre 8, 2022

JOSÉ INOCENCIO AGUIRRE WILLARS

¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean. 

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos mandata que, en la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo de cada año de ejercicio del Congreso, el presidente de la República deberá presentar un informe en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país. 

Este pasado 1 de septiembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su Cuarto Informe de Gobierno. Este acto, se ha convertido en un acto político más que en un acto de rendición de cuentas ante el pueblo, un espacio en medios electrónicos, radio, prensa, redes sociales, etc., para justificar lo realizado al corte de esa fecha y hacerle ver a la sociedad que se está cumpliendo con la encomienda que le fue confiada al Ejecutivo de la nación.

En esta ocasión, el lema de la propaganda utilizada por el aparato gubernamental fue: “No somos iguales”. 

Creo señor presidente, que ya nos dimos cuenta después de cuatro años que efectivamente, este gobierno no es igual a los anteriores. Este gobierno llegó con un gran respaldo popular, quien lo encabeza supo reconocer en la gente aquellos temas que duelen en lo más profundo, que ansían ser curados, que pueden ser abanderados con causas muy claras y muy tangibles. 

Quien hoy encabeza este país, se ofreció en su momento a abanderar esas causas, a ser el principal defensor de las mismas, el paladín que nuestro país estaba esperando y que vendría por fin a curar esas profundas heridas que por años se fueron haciendo más latentes en los mexicanos. Debo reconocer, que, como pocas veces, un líder supo escuchar y proyectar en su persona el poder ser ese agente de cambio que las masas estaban esperando. 

Los interminables años de campaña fueron curtiendo al hoy presidente, se fue haciendo un especialista en diagnosticar los males del país y, sobre todo, en ponerle nombre y apellido a los responsables de esos males. Se hizo también un especialista en saber cómo manejar ese dolor, en ofrecer consuelo a la sociedad a través de un anhelado cambio, en hacerles saber que él encabezaría esa cargada contra quienes eran los únicos responsables de que las cosas estuvieran tan mal.

Y así llegó al poder, y llegó además con todo el poder. Con un enorme respaldo popular, votaciones históricas, un respaldo en el poder legislativo como no se tenía en muchas décadas, gobiernos estatales, ayuntamientos y congresos locales alineados con su movimiento y sobre todo, con la esperanza de millones de mexicanos.

El presidente tenía una oportunidad histórica, ser un agente de cambio, ser un verdadero transformador de nuestra realidad, tenía todo para poder hacerlo. 

Desafortunadamente, decidió irse por lo más fácil. Decidió seguir siendo un líder popular que cual Quijote enfrente todos los días un nuevo peligro imaginario y descomunal que amenaza con regresar a los males del ayer y perpetuar a los enemigos del pasado. Decidió que su gobierno se haría desde Palacio, justificando todos los días su quehacer, señalando a quienes no piensan como él y acusándolos de traidores de la nación, recordando en todo momento que lo único que buscan es volver a los privilegios del pasado. 

Decidió gobernar eternizando sus discursos de campaña, polarizando, haciéndole ver a quienes todavía confían en él que sigue abanderando sus causas, que todos los días lucha por ellas, pero que el enorme monstruo de mil cabezas llamado neoliberalismo no le permite avanzar a su movimiento, cada día hay una nueva amenaza que enfrentar, un nuevo obstáculo que superar juntos, cada día sale a vender un nuevo pretexto para justificar que no ha llegado, ni llegará, al paraíso que nos prometió.

Efectivamente, no somos iguales, pero no somos iguales porque lo más sencillo es seguirse escudando en el pasado, en lugar de tomar las decisiones difíciles que construyen el futuro; no somos iguales porque es más fácil generar odio y señalar culpables a ofrecer soluciones y buscar conciliaciones; no somos iguales porque es más fácil defenderse con otros datos que enfrentar las crudas realidades.

Este informe, al igual que los anteriores, fue más un acto de campaña, propaganda política, una oportunidad para aprovechar los espacios y seguir vendiendo ilusiones, una oportunidad más para seguirse aprovechando del dolor de la gente.

No somos iguales, porque en el pasado, con todo y los desaciertos que existieron, se atrevieron a mirar al futuro y no optaron por la fácil, por quedarse obsesionados con el pasado.

Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.