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21 de abril de 2025
Opinión

Duermevela

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  • marzo 3, 2025

Feminicidio

Por Cyntia Moncada

No estoy segura de haber visto una fotografía, pero la imagen sigue marcada en mi memoria como una herida que nunca cerró. Yo no tenía más de 11 años. Todos en mi pueblo hablaban de eso. Daban detalles, estaban tan conmocionados que apenas se daban cuenta de que escuchábamos. Era una niña, uno o dos años más chica que yo. En ese tiempo no teníamos la palabra feminicidio. No había una palabra para nombrar aquello tan terrible. Nuestros padres no sabían cómo explicar esa atrocidad; solo nos tomaban fuerte de la mano al día siguiente, como si ese gesto pudiera protegernos de todo. 

Una nube lúgubre flotó durante varios días en el pueblo. Recuerdo haber sentido un miedo inexplicable, un miedo que se parecía a “¿eso podría pasarme a mí?”. Era un hecho extraordinario para un pueblo pequeño, el tipo de cosas que paralizan todo. Después, el tema se convirtió en un pacto de olvido, como si callarlo pudiera deshacer lo que ocurrió.

Cuando estudiaba en la universidad, en el 2004, un grupo de amigas nos convocaron a sumarnos a una serie de marchas simultáneas que se realizarían en todo el país en protesta por los feminicidios en Ciudad Juárez. No teníamos aún el término para describirlo, las llamaban “las muertas de Juárez”.

Fue en 2006, gracias a Marcela Lagarde, cuando el término feminicidio fue adaptado y reconocido en México. En 2007, se incluyó en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y, en 2012, fue tipificado en el Código Penal Federal. Lagarde evidenció que estos crímenes no eran casos aislados, sino una expresión extrema de la violencia de género.

En 2012, cuando trabajaba en los medios de comunicación, el término aún se utilizaba con cautela; seguían optando por llamarlo ‘crimen pasional’ porque ‘feminicidio’ era una palabra demasiado grande, demasiado incómoda. 

Hoy, la palabra está en las leyes, en los titulares, en los discursos políticos, porque todos los días en este país mueren, en promedio, 10 mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2023 se registraron 3,580 asesinatos de mujeres, de los cuales solo 947 fueron investigados como feminicidios. 

Los grupos feministas han exigido justicia, han documentado casos para que no queden en el olvido, han presionado para la creación de políticas públicas y protocolos que busquen prevenir y erradicar los feminicidios. 

Y cada 8 de marzo llenamos las calles de nombres, de consignas, de una rabia que se convirtió en resistencia, porque no son hechos aislados, sino parte de una violencia estructural que se ha normalizado y que nos sigue arrebatando vidas.

Hoy lo nombramos, lo gritamos y el miedo colectivo salió a las calles, flotando como una nube lúgubre sobre una niña que escucha historias que nunca debería escuchar.