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30 de abril de 2025
Opinión

Dobleces

Dobleces
  • abril 30, 2025

Ambiente tóxico

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Samuel García insiste en proyectar la imagen de un Nuevo León moderno, dinámico y preparado para eventos internacionales como el Mundial de Futbol 2026. Sin embargo, todo se vuelve un espejismo. Hace unas semanas, el gobernador presumió en su gira europea que la entidad estaba “lista” para recibir a miles de visitantes, pero al mismo tiempo viajaba con su familia a Disney World, tras un recorrido por Europa donde, según reportes, infló cifras de inversiones ya contabilizadas anteriormente. La desconexión entre los discursos y la realidad es evidente.

El gobernador carga además con cuestionamientos serios sobre su patrimonio: primero, el caso del terreno en Mesa de la Corona, en San Pedro, adquirido a través de su empresa Saga Tierras y Bienes Inmuebles; y más recientemente, la cesión de un rancho de 700 hectáreas en la frontera con Tamaulipas, con un valor de alrededor de 800 millones de pesos, proveniente de una familia ligada a una de las constructoras más favorecidas por su gobierno, Garza Ponce. Estas operaciones, documentadas por medios nacionales, aún carecen de explicaciones claras y satisfactorias ante la opinión pública.

Mientras tanto, la infraestructura hídrica —clave para cualquier crecimiento urbano o para soportar una demanda extraordinaria como la de un mundial de futbol— atraviesa una crisis latente. Aunque las lluvias del año pasado dejaron presas llenas, expertos como Horacio Martínez, del Instituto para la Protección Ambiental, advierten que el agua almacenada apenas alcanzaría para tres años, en el mejor escenario.

La falta de proyectos de largo plazo y la altísima pérdida de agua por fugas (hasta 40% en algunos casos) revelan que el discurso de prosperidad no corresponde con la fragilidad estructural. De acuerdo con datos reportados por Agua y Drenaje de Monterrey y difundidos por medios locales, el porcentaje de agua no contabilizada en la red estatal —que incluye fugas, conexiones clandestinas y errores de medición— superó el 43% en el primer semestre de 2023. Esta cifra coloca a Nuevo León por encima del promedio nacional de 40% y confirma que gran parte del agua disponible se pierde antes de llegar a los usuarios, en un contexto donde cada litro cuenta.

Y si el tema hídrico ya es alarmante, el problema de la contaminación se ha convertido en el verdadero talón de Aquiles de la administración de Samuel García. Las concentraciones de partículas PM2.5, identificadas como las más dañinas para la salud humana, han superado de forma constante los límites sugeridos por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud. Estas partículas, provenientes en buena medida de la quema de diésel, procesos industriales y el tráfico vehicular en horas pico, afectan no solo a la capital Monterrey, sino a toda la región metropolitana.

Frente a esta emergencia ambiental, el gobierno de Nuevo León se ha concentrado más en sancionar empresas que en impulsar soluciones de fondo. La Secretaría de Medio Ambiente, encabezada por Alfonso Martínez Muñoz, ha privilegiado las suspensiones y multas, pero sin abordar de manera integral las causas principales, como el transporte contaminante o el uso masivo de combustibles fósiles. En un estado donde apenas se han dado pasos modestos hacia un transporte público limpio, García defiendeo el paradigma del automóvil particular como símbolo de progreso.

Así, a un año del Mundial, mientras el gobernador promueve imágenes de éxito en redes sociales y presume índices económicos, los problemas de fondo permanecen: agua escasa, aire tóxico y un entorno de opacidad creciente. Nuevo León podría tener muchas razones para presumir, pero no será gracias a discursos optimistas, sino a la capacidad real de construir soluciones estructurales y sostenibles, algo que, hasta ahora, brilla por su ausencia.