Dobleces

Otro pleito de Marko

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

La reconfiguración del sistema de partidos políticos en el país, se encuentra entre el desencanto de la sociedad y la apatía por los resultados obtenidos por parte de la oposición el pasado 2 de junio. Además de la falta de liderazgos renovados y reales para adaptarse a un nuevo modelo de régimen político. 

La propuesta de Xóchitl Gálvez de lanzar un nuevo partido político es la muestra de la atomización de los espacios para la lucha electoral. Marko Cortés, enemistado con la excandidata presidencial, le ofrece una candidatura, para 2027, y detenga su proyecto para evitar un posible desfonde del PAN. Ese es su temor ahora.

Marko Cortés dejó un partido pegado con saliva. Chapulieneo, indisciplina y la desobediencia del senador Miguel Angel Yunes Márquez exhibieron, al final de su trabajo al frente del partido blanquiazul, su debilitada dirigencia. Esos elementos juegan en contra del futuro del PAN frente a una nueva opción política.

El reconocimiento de Xóchitl Gálvez entre sectores afines a Acción Nacional, lo mismo por su paso en el gabinete de Vicente Fox, como delegada en Miguel Hidalgo y senadora del PAN, en la pasada legislatura, le dan combustible para pellizcar parte de los 300 mil militantes con los que cuenta el padrón al partido albiazul. En ese escenario, el partido fundado por Manuel Gómez Morín corre el riesgo de caer en números rojos electorales.

“Estoy convencida de que en el futuro los mexicanos reclaman nuevas opciones que sean realmente ciudadanas, que no estén cooptadas por grupos. Una opción con la que juntos construyamos el México que queremos, el México con el que todos soñamos. Una fuerza política que sea innovadora, disruptiva, diferente, moderna, que se reserve el derecho de admisión de todos los impresentables”, mencionó la exabanderada presidencial.

En 85 años, de existencia en el escenario político, el PAN con Marko Cortés a la cabeza perdió la brújula y vive de manera artificial. La traición a la ciudadanía desde 2022 fue evidente. Los partidos aliancistas hicieron arreglos cupulares y se hizo de lado la alianza ciudadana prometida. Marko Cortés fue el principal artífice de esa promesa incumplida.

El PAN comenzó a entrar, como otras fuerzas políticas, en un proceso de reacomodo y en el que se aspira a un nuevo modelo de partidos y no al tradicional. Sin embargo, mientras el partido en el poder aspira a una afiliación de 10 millones, el PAN pelea por mantenerse unido.

El país entró en un doloroso cambio de régimen. Marko Cortés, por comisión u omisión, no leyó a tiempo el paradigma de los partidos políticos contemporáneos. Su principal derrota al frente del PAN fue mentirle a la “sociedad civil” que serían pieza clave en la elección de este año. Después fue asegurar como flotis un escaño. El partido y la sociedad fueron sus trampolines. El resultado postelectoral es un partido anacrónico y perfilado a seguir en la misma línea de trabajo desde su fundación. No cambia. Se mantiene con vida artificial y ahora la amenaza de un partido que le puede quitar una rebanada de pastel electoral.