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20 de agosto de 2025
Opinión

Con-ciencia y sin corbata

Con-ciencia y sin corbata
  • agosto 18, 2025

El músculo invisible del liderazgo

Por Emiliano Calvert

Sospecho que todos hemos sido víctimas de esa etiqueta que suena medio cursi: “habilidades blandas”. Pero ¿qué tal si te digo que son, literalmente, las más difíciles de conseguir? Bienvenido al club de los que descubrieron que la empatía cuesta más que un curso de Excel, y que ser buen oído en realidad exige más práctica que dominar Python.

  1. Ser blandito no es blando

Según algunas opiniones, el desarrollo de soft skills es mucho más difícil que el de las duras porque requieren interacción constante y retroalimentación real y no simulacros de Zoom y su aprendizaje depende de otros: cultura, «training transfer» (lo que aprendes en curso versus lo que aplicas) y más. Por eso, capacitar gente en estas habilidades es más caro y tarda más que un tutorial codificado.

Un artículo brillante de Josh Bersin sugiere que deberíamos dejar de llamarlas “soft skills” y empezar a decir “power skills”, porque justamente son las que te dan poder real en el trabajo. Y no, no se compran en Amazon: toman años, prácticas y crisis como combustibles.

  1. No es solo un plus: es el chip indispensable

El Foro Económico Mundial ya advirtió: para 2025, casi el 85 % de los trabajos van a necesitar habilidades humanas como pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad y adaptabilidad esas que un robot no puede replicar (todavía).

Y en el terreno de la inteligencia artificial, un estudio de Multiverse lo confirma: sin habilidades como razonamiento analítico, comunicación o ética, para nada sirve invertir miles en herramientas de IA todo está patas arriba si faltan las soft skills.

  1. Grandes líderes que lo comprueban

Jennifer Dulski, ex ejecutiva de Google y Facebook, dice que lo que realmente impulsó su carrera no fue el código, sino su capacidad para adaptarse, construir relaciones y tomar iniciativa. Las habilidades blandas le sirvieron más que un título fancy.

Y no solo ella. En escuelas de negocio como Bocconi o Insead, ya no se forman con solo hojas de cálculo: ahora integran seminarios, coachings y excursiones internacionales que entrenan en comunicación, liderazgo y humildad… porque el “humano” ya vale más que el “titulo”.

  1. Invertir en lo “blando” es de listos

En Reino Unido, seis de cada diez jóvenes tienen deficiencias en comunicación o resolución de problemas, aunque sean técnicamente capaces. Resultado: empleadores prefieren valores blandos a tech skills sin humanidad. Invertir en mentorías, aprendizajes prácticos y acompañamiento demuestra ser una jugada con retorno tremendo.

  1. El ROI real está en lo que no se mide fácil

Una nota de Paycor refuerza que entrenar en soft skills incrementa la productividad hasta un 12 % y mejora la retención de talento. No por chiste: los empleos no se pierden por no saber usar Excel, sino por malos jefes que no comunican bien o no dan feedback con sentido.

En fin…

Invertir en habilidades “blandas” es como plantar un árbol: tardas en ver sombra… pero cuando la tienes, cambia tu paisaje. Si todavía crees que ser buen escuchador es cursi, intenta lograrlo y ve si te deja sin trabajo.