LESLIE DELGADO
Ante la compleja dinámica que hoy vive la sociedad, cada vez es más común que haya quienes, para atender su salud mental, recurran a terapias alternativas: “Vibrar alto”, “tener buenas energías”, conectar con el “yo interior” y “soltar” parecen ser la receta mágica para superar cualquier dificultad.
Sin embargo, desde la perspectiva de la profesora e investigadora de la Facultad de Psicología de la UA de C, Karla Valdés, existen múltiples opciones a las que la población recurre para encontrar una sanación milagrosa, que no tienen un sustento científico que lo avale y en ese sentido, exhorta a no caer en este tipo de situaciones cuyos saldos pueden resultar negativos.
“Es importante que cuando nosotros tengamos algún tipo de sintomatología, malestar o alguna situación que nos está afectando, primero debemos reconocer que estamos en una situación de vulnerabilidad y que cualquiera que nos ofrezca un remedio milagroso, aparentemente rápido o sencillo, puede llegar a convencernos y someternos a un tipo de tratamiento o intervención que no es científico ni está comprobado y que resultan ser fraudes o peor aún, estrategias para la manipulación de las personas”, dijo.
Al respecto, Valdés recomienda investigar muy bien el entorno de la prestación de estos servicios y si bien, admitió no tener una estadística sobre el aumento en la búsqueda de alternativas psicológicas, asegura que el incremento se ha hecho visible sobre todo a través de las redes sociales.
“La vulnerabilidad en que se encuentran vuelve susceptibles a las personas que tienen ciertas características a ser más fácilmente manipuladas, convencidas o engatusadas para caer en el control de sectas, grupos o asociaciones cuyos objetivos pueden ser cuestionables y nada tienen que ver con la mejora de las personas” subrayó.
Conocidos muchos de estos casos en la actualidad, Valdés explica que en estos grupos normalmente existe un líder, quien se encarga de reclutar o envolver a las personas que buscan atención para solucionar sus problemas emocionales. “Hay patrón que usualmente los caracteriza y que puede desembocar en una conducta de manipulación y control a fin de conseguir un bien material o en casos más extremos cometer abusos sexuales”, advierte.
“Suelen ser personas que tienen una característica de liderazgo, en muchos casos ser verbalmente muy hábiles para poder decirle a las personas determinadas palabras para convencerlos”, detalla y agrega “normalmente ya tienen otro grupo de personas que ya los siguen y son los responsables de reforzar el convencimiento”, añade.
“Es muy común encontrar sobre todo en sectas, grupos religiosos u organizaciones un factor: aíslan a las personas del entorno social, los van envolviendo y capturando, al grado de obtener de ellos algún beneficio que puede ser material o incluso a que se den determinados patrones de actividades sexuales, incluso se han presentado casos muy graves donde las relaciones sexuales se realizan con menores”, agrega.
En resumen, recomienda que ante la necesidad de atención, lo mejor es acudir con especialistas en salud mental, acreditados para prestar un tratamiento de esta naturaleza.
“Esa es la mejor garantía de recibir el apoyo adecuado, basado en intervenciones científicas y que efectivamente sirva para mejorar y al mismo tiempo evite el riesgo de caer en situaciones que puedan derivar en una consecuencia lamentable”, finalizó.