Trizas y trazos
Por Antonio Zamora
El comienzo de todo
Nací en una familia donde ahí era el comienzo de todo. No había dramas porque las situaciones se cortaban de raíz … y borrón y cuenta nueva…
Los niños no discutían con sus padres, los padres eran la ley. Los primos eran tus hermanos y los compañeros de escuela tus primos, los profesores eran modelos y no se les faltaba al respeto…
Los domingos era día de asistir a misa no había pretexto para faltar…
Me enseñaron a saludar, a despedirme, a decir gracias y a pedir permiso y a entender el lenguaje de los ojos y el dominio con una mirada…
Salíamos a jugar con los vecinos de la cuadra (los vecinos de antes, eran como hermanos) todos juntos, era toda una aventura, nos subíamos a los árboles, a las bardas, azoteas…
Las niñas jugaban a la comidita, hacían reinados, bautizaban las muñecas, los niños partidos de fútbol, béisbol, futbeis, patea la lata, esconde esconde…
Al trompo, balero, canicas, bebeleche, stop, Taca taca, matatena, andábamos en pandilla y recorríamos todo el barrio, contábamos historias de terror por la noche en vacaciones, sentados en la esquina sin ningún peligro…
Comíamos lo que nuestras madres cocinaban y ¡punto!…
Comimos arroz con pollo, frijol con puerco, sopa de lentejas, pollo con papas fritas, verduras, picadillo, huevo, enchiladas, comprábamos paletas del señor. que pasaba con el carrito, etc…
Jugamos a: la botella, escondidas, el elástico, a brincar la cuerda, fútbol, encantados, (desarrollábamos destreza motora fina) y otros…
Podíamos caminar de manos o nos montábamos en nuestras bicicletas (el que tuviera) patinábamos e íbamos a casa de un vecino amigo…
No teníamos miedo a nada y respetábamos a nuestros adultos mayores. Se nos enseñó el respeto por los demás y por la propiedad ajena…
Como niño, no se hablaba si un adulto estaba hablando…
Si alguien tuvo una pelea, fue una pelea de puños (a mano limpia)…
Los niños no teníamos armas cuando crecimos, excepto revólveres de palo, resorteras, tira hules o de fulminantes para jugar de vaqueros…
En fiestas tirábamos globos de agua y hasta manguerazos y bolas de lodo con nuestros amigos y no había ningún problema…
¡¡¡Cómo gozábamos!!!
Cuando se hacía de noche sabíamos que era hora de entrar, con solo un chiflido de nuestro papá, o un grito de mamá…
¡¡Nos encantó ir a la escuela porque teníamos amor, cariño y respeto por los profesores y teníamos la dicha de ver a nuestros compañeros que hoy son nuestros grandes amigos!! …
Y ¡nadie le faltaba el respeto a un profesor!…
NOS LEEMOS MAÑANA…
