Camino a Valinor

No seremos los más altos, pero si los más grandes.
José Inocencio Aguirre Willars
¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean.
Si el rugby fuera una metáfora de la vida —y vaya que lo es— bastaría mirar a la selección mexicana para entender lo que significa avanzar cuando nadie apuesta por ti. En un deporte nacido en élites europeas y dominado por potencias oceánicas, México ocupa el lugar 38 del ranking mundial. No es poca cosa.
Y no hablamos solo de números. Hablamos de valores: respeto, disciplina, pasión, solidaridad. De jóvenes que trabajan, estudian o mantienen una familia mientras entrenan por amor al juego. Aquí nadie cobra por representar al país. Muchos pagan su propio viaje, comida y recuperación física. ¿El premio? El honor de vestir la verde sin reflectores ni lujos.
En los últimos meses, el equipo nacional hiló cuatro victorias en XVs y consolidó su lugar entre las selecciones emergentes del continente. En rugby 7s, las mujeres y los hombres ya compiten a nivel internacional. Todo con recursos limitados y una voluntad descomunal. Sin contratos ni cámaras, pero con compromiso de sobra.
Y aún así, desde la comodidad de un sillón, no falta quien los critique: que si “no miden dos metros”, que si “no tienen físico de All Blacks”. A esos expertos de sofá habría que recordarles que el rugby celebra la diversidad: hay espacio para el veloz, el fuerte, el resistente. Aunque claro, la próxima convocatoria quizá incluya genes neozelandeses, aviones privados y un coach con acento británico… solo para complacer a los que critican con papitas en mano.
Mientras tanto, Las Serpientes siguen creciendo. Inspiran a jóvenes en universidades, escuelas y clubes de todo el país. Nos enseñan que el trabajo en equipo, el sacrificio y la humildad también construyen nación. Y que, en un país donde otros deportes acaparan todo, hay atletas que luchan por una camiseta más allá del marcador.
El balón está en juego. Que no se diga que estorbamos a quienes lo están dejando todo en la cancha.
Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.