La ofrenda de Día de Muertos es uno de los rituales más importantes y antiguos de México para recordar a los difuntos con su comida y objetos favoritos en vida.
Una ofrenda se prepara con los platillos favoritos de los difuntos, juguetes, pan, tamales, fruta y bebidas favoritas del difunto, y sin duda hay tantas versiones de altares como de familias.
Sus elementos
Velas: La luz significa fe y guía para que el alma visitante encuentre el camino
Flores amarillas o naranjas: Simbolizan la tierra y también sirven de guía. Las más usuales son las de cempasúchil
Calaveras de azúcar: Representan la presencia de la muerte. Si se colocan tres en la parte baja del altar representan la santísima trinidad
Camino de flores: Sirve como guía para que el ánima recuerde el sendero recorrido
Imagen de un santo o una virgen: Se colocan normalmente para recibir bendiciones
Fotografía: Es el retrato de la persona a quien se recuerda y se dedica la ofrenda
Flores blancas: Representan la encarnación de la pureza y el cielo
Cadenas de papel picado: Son la unión entre la vida y la muerte. El negro y el morado son los colores del luto y el amarillo o naranja, los de la vida
Pan de muerto: Es un ofrecimiento fraternal
Agua: Se coloca en la ofrenda para aliviar el cansancio y la sed del viaje
Sal: Simboliza el elemento purificador del ánima
Comida: Se colocan los alimentos que más disfrutaba el difunto
Licor: Para que el visitante festeje y recuerde algunos acontecimientos felices de su vida
Copal: Se coloca para purificar y ahuyentar a los malos espíritus