÷Poe+: Martha Madrigal

[Martha Madrigal (Ciudad de México, 1929). Poeta y ensayista con amplia trayectoria, recientemente ―el pasado miércoles 12 de enero― presentó su nuevo libro intitulado Cónclave de signos, el cual funge como una antología que reúne momentos claves de su obra. En el marco del evento ―ocurrido esta semana en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes―, en la sección cultural hemos decidido rendirle un homenaje a la poeta y publicar algunos de sus versos con la autorización del sello Del Lirio, encargado de la impresión de dicho libro…]
Llevas en la frente la corona real de la belleza
poemas de Martha Madrigal
Tauro
Impetuoso arremetes contra el mundo
y si levantas la testa
eres capaz de ensartar a las estrellas.
Te avasalla la ternura.
Eres invulnerable a la amenaza
y sólo te estremece el llanto de un indefenso.
Venus, la radiante lámpara de la tarde,
ardía en el cielo cuando naciste
y te puso bajo su protección
para darte la gracia y la delicadeza
del amante perfecto.
No te intimidan
ni saben que con leve toque de ternura
podrían domeñar tu fiereza
y convertirte en la criatura más dulce.
Aldebarán luce en tu frente.
Que un fragmento de bosque congelado
sea tu talismán.
Géminis
Rómulo y Remo
los duplicados hijos de la loba
son tu símbolo.
Indescifrable gemelo
cambiante como el aire, atractivo y brillante.
Las puertas del arcano abren tu mente clara,
contemplas impávido la tragedia,
nada te inquieta, tan seguro estás de tu poder
pues en la dualidad se encuentra
la más clara certeza de tu victoria.
Caballero andante, paladín de las rosas,
idealista y terreno,
te estremeces igual que te dominas,
duplicado rostro, duplicado corazón,
único y fiero.
El viento te traslada hacia las regiones del sueño.
Perduren junto a ti
los que duermen al murmullo de la lluvia,
el zafiro, ojo de huracán
y el mirto, flor helénica.
Leo
Llevas en la frente
la corona real de la belleza.
Serás quien porte con mayor dignidad
el manto de la sabiduría.
Entenderás el mensaje de las estrellas
y el lenguaje de las flores,
mensajeras del paraíso,
será para ti claro y sencillo.
El refulgente corazón
que duerme en la entraña de la tierra
habrá de conferirte honores y poder.
Llévalo contigo como Salomón, el rey,
circundando tu brazo.
Todo te será concedido
porque junto a ti habita,
desde tu nacimiento, bajo la real constelación,
el duende que tiene el clavel
de la buenaventura
entre las manos.
Libra
El lirio que crece en el valle
y la traslúcida amatista con su vívida escala
te inclinan a la justicia.
La frágil balanza
la verdad con el alma equilibra
y la belleza encuentra su medida.
Afrodita, la sacerdotisa del amor,
rige tus actos
como si sólo a ti concediera
la estética expresión de su hermosura.
Eres diferente como el aire de la tierra,
ajeno a lo que no es sublime,
no desequilibras la eterna simetría.
La contemplación de la belleza
cimbra las honduras de tu alma.
El idealismo te lleva a los más altos planos
de la emoción amorosa,
dichoso el elegido para ser amado por ti.
La lámpara votiva del amor nunca se extinguirá,
un ardiente corazón
la mantendrá encendida.
Piscis
En el agua reposada del fondo marino
los peces se trasladan silenciosos
en grupos irisados.
en el cambiante ritmo del oleaje,
en el callado amor.
Neptuno los vigila.
Pez que deslizas tu frágil cuerpo
con sensible calma
cuando más hondo giras
por caminos de luz que sólo tú conoces,
huidizo si te sientes atrapado,
con rápido giro te diluyes.
Símbolo de la más pura mística,
enconada batalla libra tu corazón
contra el mundo
por mantener a salvo tu esperanza.
El irisado ópalo sea
como el escudo de Amadis de Gaula
y te salvaguarde.
Enamorada travesía
Te invito amante,
que mi cálida savia
tu boca escancie
y tu sed amorosa
conmigo sacies.
Que mi piel lo atestigüe
cuando me abraces,
en miríadas de estrellas
tu ser estalle.
Tu frente
alta, tersa,
se maduran los mundos
tras de su fortaleza.
Tus cejas,
aves negras
posadas en tu frente
me acechan.
Tus dientes,
Eva impaciente,
me transformo en manzana,
cuando me muerden,
de vuelta al paraíso,
Adán te sientes.
Tu bigote,
sensual detalle,
te delinea los labios,
a mí el talle,
con fiel itinerario
que tú bien sabes.
Tus brazos,
remos,
hermosa barca,
yo soy el timonel,
el mar, mi almohada,
en mi playa recóndita,
echas tu ancla.
Tus manos
alfareras,
blanda arcilla,
mi cuerpo,
esculpido por ellas.
Tus piernas,
viriles estructuras,
conmigo tiemblan.
Tus pies,
firmes pasos,
quién te viera vencido
entre mis brazos.
Conciertos de Primavera
(1992)
¡Basta! Mañana iniciaré el recuento.
Lo esencial tomará su sitio exacto.
Volverán las aguas a su cauce.
Irán disminuyendo los estruendos.
Relámpagos hundidos en lívido horizonte.
Silencios paulatinos débiles ecos,
de ahogados sollozos.
Lentamente, la luz se adueñará de la sombra.
Con mansa claridad brillarán los entornos.
A partir de mañana se cumplirá el augurio.
El llanto, agua viva, no volverá, no a mis ojos.
Podré verte sin dolor, limpiamente.
Mañana, hondo significado
de calma y serenidad,
mientras tanto, me dormiré
con un trago de esperanza
entre pecho y espalda.
Hoy decidí ventilar mi angustia,
la saqué cuidadosamente
del arcón entrañable.
Doblada en finos pliegues,
su palpitante esencia,
la atesoré, le evité la luz, el aire
para mantenerla intacta, lacerante.
Fue un impulso, decidida,
la tendí en lo más alto de mi árbol,
la besó el sol, la meció el viento.
En ese instante mágico desapareció,
y yo, aún respiro.
NTX/VRP/JC