La oenofobia o enofobia se puede definir como el miedo persistente, anormal e injustificado al vino, ya que esta es una enfermedad real que padecen las personas y que no tiene un origen claro.
Esta fobia no tiene relación alguna con que hayamos bebido un vino que no nos ha gustado, que su precio haya sido desorbitado o que nos hayamos intoxicado por abusar de la cantidad.
Hasta cierto punto, las situaciones anteriores son frecuentes y pueden provocar el miedo a cualquier persona amante del vino, pero nunca con consecuencias extremas o desproporcionadas, ya que estas circunstancias no nos impedirán seguir disfrutando en otro momento del placer de descorchar una botella de vino.
Si aún no te has hecho a la idea, piensa si padeces algún miedo irrefrenable que no puedas justificar y cuáles suelen ser sus síntomas: ansiedad, problemas respiratorios, temor, náuseas, etc.
Como muchas de las fobias, la oenofobia puede ser tratada por especialistas para poder superarla y llevar una vida normal en la que el vino no nos provoque miedo.
Si tienes la suerte de no padecer la oenofobia, y por si acaso no quieres caer en ella, es recomendable estar siempre abierto a probar cualquier vino sin importar cuales sean sus características: procedencia, elaboración, precio o el tipo de uvas empleadas.
Nunca se sabe cuando puedes encontrar esa botella que tanto tiempo llevabas buscando y que te sorprenderá por sus gratas sensaciones.
Tampoco hay que olvidarse que el vino es beneficioso para la salud por sus múltiples propiedades ayudando a mejorar nuestra calidad de vida.