Trizas y trazos

Tres cuentos para reflexionar
Antonio Zamora
Las historias que tienen moralejas y mensajes detrás de ellos son siempre muy poderosas, ya que dan mucho en qué pensar…
Hoy es viernes de reflexión y Trizas y Trazos preparó historias cortas con gran moraleja…
1. El anciano amargado
Un anciano vivía en el pueblo. Todo el pueblo estaba cansado de él; siempre estaba triste, se quejaba constantemente y siempre estaba de mal humor…
Cuanto más vivía, más vil era y más venenosas eran sus palabras. La gente hizo todo lo posible para evitarlo, porque su desgracia era contagiosa. Creaba la sensación de infelicidad en los demás…
Pero un día, cuando cumplió ochenta años, sucedió algo increíble. Instantáneamente, todos comenzaron a escuchar el rumor: “el viejo está feliz hoy, no se queja de nada, sonríe e incluso su rostro parece más iluminado”…
Toda la aldea se reunió alrededor del hombre y le preguntó:
—¿Qué te ha pasado?
El viejo respondió:
—Nada especial. Ochenta años he estado persiguiendo la felicidad y fue inútil… Y luego decidí vivir sin felicidad y simplemente esforzarme en disfrutar de la vida. Y así he alcanzado la felicidad…
Moraleja de la historia: no persigas la felicidad y disfruta de la vida…
2. El hombre sabio
La gente visitaba a un hombre sabio y sólo se quejaban de los mismos problemas una y otra vez. Un día, el sabio decidió contarles una broma y todos rieron a carcajadas…
Después de unos minutos, les contó el mismo chiste y sólo unos pocos sonrieron…
Luego contó el mismo chiste por tercera vez, pero ya nadie reía ni sonreía…
El sabio sonrió y dijo:
—No se puede reír de la misma broma una y otra vez. Entonces, ¿por qué siempre lloras por el mismo problema?
Moraleja de la historia: la preocupación no resolverá tus problemas, sólo te hará perder el tiempo y la energía…
3. El mejor amigo
Dos amigos estaban caminando por el desierto. En una etapa de su viaje, tuvieron una discusión y uno abofeteó al otro…
El golpeado no dijo nada y escribió en la arena: “Hoy mi mejor amigo me dio una bofetada…
Encontraron un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado quedó atrapado en el fango y comenzó a ahogarse, pero su amigo lo salvó…
Después que se hubo recuperado, escribió en una piedra: “Hoy mi mejor amigo me salvó la vida”…
El amigo que salvó a su mejor amigo preguntó:
—Después de hacerte daño, escribiste en la arena, y ahora escribes en piedra. ¿Por qué?
El otro respondió:
—Cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en arena, donde los vientos del perdón pueden borrarlo… Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra, donde ningún viento pueda borrarlo…
Moraleja de la historia: no valores las cosas materiales de la vida, sino a las personas que tienes…
Nos leemos el lunes.