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Trizas y trazos

Antonio Zamora. Foto: Especial

Antonio Zamora. Foto: Especial

26 de Julio 2024

El hijo pródigo de Matamoros

Por Antonio Zamora

El 30 de septiembre de 1954 un meteorito cayó sobre la casa de Ana Hodges, en Alabama, Estados Unidos.

La roca de cuatro kilos ingresó por su habitación, rebotó en una radio y la golpeó. Es el primero y único hecho documentado de una persona golpeada por un meteorito…

Sabían ustedes que hay un área específica en nuestro cerebro conocida como el centro del vómito bilateral. Cuando nota alteraciones en la barriga o mareos decide si vomitamos o no…

Un caracol puede dormir por tres años. (a veces te preguntas: ¿Por qué no habré nacido caracol…

Todos los 6 de enero, en la celebración de Epifanía, algunos jóvenes voluntarios búlgaros se arrojan a las aguas congeladas del lago Druzhba, en Sofía, con la finalidad de recuperar una cruz de madera, previamente lanzada por un sacerdote ortodoxo…

Quien la encuentre y se la devuelva al religioso, tendrá buena salud todo el año (los demás, pulmonía, está claro)…

Y para todos los aficionados al deporte rey va la siguiente anécdota, dos puntos y aparte:

El 12 de julio de 1978, más de 25 mil personas se apiñaron en el Parque de Béisbol Romo Chávez de Aguascalientes, casa de los Rieleros…

En la novena entrada el número 33 caminó lentamente hasta el lugar más solitario del planeta: La loma del diamante…

Tomó la bola y se limpió el sudor. Acomodó la gorra y suspiró…

Su brazo derecho cargaba 16 años de carrera y 33 de vida. Sus pantalones guangos, como siempre le gustaron…

Todos veían aquel número 33 en la espalda, aquél que escogió por el año en que murió Jesucristo…

26 bateadores en fila de los legendarios Diablos Rojos del México habían sido retirados… La afición miraba de pie. El bateador se paró en home. Dos strikes la cuenta. Después, dos bolas que parecían strikes. Le siguieron dos fouls…

El último de 86 lanzamientos estaba a la espera…

El catcher le dio la señal: curva. “Chingados”, dijo. No hizo caso. Quería su mejor lanzamiento: la recta. Y tiró: “!Fuera!”, gritó el ampayer…

Y su receptor saltó y todos los compañeros se abalanzaron sobre él: ¡Juego perfecto! La gente y sus contrincantes le aplaudían…

Pero Horacio Piña, aquel lanzador que lograba la joya más sagrada del béisbol, no lo sabía…

Se fue a los vestidores y pidió que lo atendiera el médico…

De tanta tensión se le había engarrotado una pierna. Minutos después dejó de sentirla…

“Ahora sí, dónde está mi cartoncito”, preguntó Horacio. “¿Cuál cartón?”, le contestaron. “Allá afuera te están esperando”…

Ninguna persona había abandonado el estadio. Horacio salió y el béisbol se rendía a sus pies, dos puntos y aparte:

“Me cargaron y me dieron una vuelta por el estadio. De repente sólo sentía que me picaban las nalgas. ¡Orale cabrones!, les decía”…

Minutos después le preguntaron cómo veía el juego perfecto. ¿Juego perfecto?, dijo extrañado…

“Sí buey, nadie se te embasó”, le dijeron…

“Ah chinguetas, yo pensé que era un sin hit ni carrera”…

Así, el llamado hijo pródigo de Matamoros, Coahuila, lanzaba el segundo juego perfecto de la historia del béisbol mexicano…

Gracias a don Francisco Rodríguez…

Nos leemos el lunes.