Saltillo, Coahuila / 6 agosto 2018
Tras la noticia
Por: Alfredo Dávila Domínguez
La semana anterior el gobierno del Estado anunció una serie de medidas para preservar las diversas especies de fauna y flora que habitan el mundialmente famoso Valle de Cuatrociénegas, así como proteger a las famosas pozas. Una medida acertada sin duda alguna, tanto en tiempo como en forma y que fue ampliamente difundida y comentada por los diversos medios formales de comunicación.
Hace una pocas semanas se anunció también de manera oficial la decisión de traer trabajadores de otros estados del país, para compensar la escasez de mano de obra y la alta rotación de personal que causan estragos en la productividad de las empresas en la Región Sureste de Coahuila y en concreto en el valle de Saltillo.
(Según cálculos de un estudio académico, coordinado por el Doctor en Economía, Francisco Serrano, investigador y docente del ITESM, campus Saltillo y de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila, el número de trabajadores que llegarían al valle, tan solo en lo que resta del año, sería cuando menos de 40 mil personas. Esto además de las que han estado llegando antes por sus propios medios)
Es importante reconocer el interés del gobierno estatal y algunos centro de estudio, como la UA de C, y el apoyo entusiasta e inmediato de los medios de difusión formales en el caso del rescate al Valle de Cuatrociénegas; por otro lado resulta paradójico que el anuncio de la importación de mano de obra para las empresas de la región no haya recibido el mismo tratamiento por parte de la prensa local, no obstante la importancia del brutal impacto ecológico que representa esta migración masiva para el valle de Saltillo.
No se trata, por supuesto, de magnificar el daño que un mayor número de habitantes tendrá sobre la sustentabilidad del valle de Saltillo y/o minimizar el asunto del valle de Cuatrociénegas, sino establecer, en primera instancia, un marcado contraste en el manejo mediático de ambos casos. Con todo y la enorme importancia que significan las empresas e industrias de todos los ramos en la economía de una región, esta no puede – no debe – , estar por encima de la urgente protección y preservación de la vida misma en este, cada vez más frágil, ecosistema.
Alguien, podrá alegar que no tienen nada que ver entre sí ambos casos y que resulta inútil y hasta enfadoso tratar de encontrarles una relación. Sin embargo, me parece absolutamente válido este contraste para llamar la atención de los gobernantes, el sector empresarial, los grupos ambientalistas y la sociedad en su conjunto, acerca del grave peligro que representa introducir una mayor carga poblacional al valle de Saltillo, solamente en función de intereses de índole exclusivamente económica.