Rio Babel

La borrachera del poder
Luis Guillermo Hernández Aranda
El común denominador de muchos políticos de la 4T es que están borrachos de poder. Sabedores de que la marca encabeza la mayoría de las encuestas, los políticos de Morena no cuidan las formas. El pequeño detalle que olvidan es que nada es eterno.
En las últimas semanas nos hemos enterado de las vacaciones de lujo de prominentes morenistas, pero la borrachera del poder no es privativa de la cúpula, sino que alcanza a todos por insignificante que sea el puesto que ocupan en el partido guinda.
Uno de los casos más recientes fue el de Nataly Chávez García, senadora suplente, quien trató de evitar un alcoholímetro en Oaxaca, argumentando que por ser “Senadora” contaba con fuero.
El video en estado inconveniente de la legisladora inmediatamente se hizo viral. “Les guste o no les guste. Vengamos como vengamos, tenemos fuero. Yo soy senadora, no soy diputada, ni federal, ni local, soy suplente, pero soy senadora a fin de cuentas “, se escucha en el video.
La prepotencia y la nula empatía también se ha convertido en una característica de esta nueva clase política. Muchos políticos de Morena, comenzando por Andy, viven en una realidad alterna de este país.
Andy se dice perseguido político por sus vacaciones de lujo en Tokio. Creo que a cualquiera de nosotros nos gustaría decirnos “perseguidos” si vamos a tener acceso a una vida de lujo como Andy, sobre todo sin trabajar.
A la senadora suplente no le importa violar la ley porque se dice tocada por la mano no de Dios, sino de su partido Morena. Así muchos morenistas no tienen pudor en mostrar sus prendas de lujo, sus vacaciones, en las redes sociales, a pesar de que se dicen que viven como el pueblo.
Morena no aprendió de los descalabros en las pasadas elecciones en Durango y Veracruz. La marca no gana por sí sola, las elecciones locales y los liderazgos son muy diferente a lo que dicen las encuestas en el contexto nacional.
Es cierto la oposición está prácticamente desaparecida en la arena política nacional, pero no en lo local. Prueba de ello es Coahuila donde gobierna la Alianza PRI.PAN, y estas marcas lucen mucho más fuerte que la guinda con miras a las próximas elecciones para renovar el Congreso.
Muchos morenistas están más preocupados por gozar las delicias del poder que por trabajar. Lo que olvidan es que después de todo borrachera viene una cruda y esa duele mucho sobre todo cuando implica perder elecciones.