En esta esquina, el intervencionista anonymous con su atildado acento español, exponiendo asuntos personales, familiares y políticos de aspirantes a gobernadores.
En esta otra, “El Bronco” Jaime Rodríguez, mandatario estatal de Nuevo León, con su oportunista y pírrico anuncio de embargo a los bienes de su antecesor Rodrigo Medina.
El primero cayó mal y el segundo peor, pero sin duda a ambos personajes se les culpará o felicitará luego de los resultados electorales en 14 entidades del país, que ayer eligieron a sus nuevos gobernantes.
Las campañas negras y las encuestas comienzan a perder fuerza entre los votantes mexicanos, que demuestran un discernimiento político, más pragmático y mercantil.
Gane quien gane, en el ADN político de la raza de bronce, lo único que no cambia, ni desaparece es la empatía del candidato con los votantes.
Y contra esa aún no existe antídoto.
La elección de ayer traerá diversas lecturas y lecciones políticas para los partidos políticos y para los futuros aspirantes a cargos de elección popular.
Coahuila tendrá en 2017, lo que ya se conoce como la madre de todas las elecciones, y para aquellos que busquen el triunfo, no bastará ningún dedo, ni pino, ni imposición central, sea del partido que sea.
Los ganadores serán los que simpaticen con la sociedad, los que suden la frente y se acaben la suela de los zapatos, los que más saluden y generen confianza.
Al tiempo…