Monclova, Coahuila / 30 agosto 2018
Capital del Acero
Por: Jesús Medina
Ahora que ha regresado Napoleón Gómez Urrutia a México, tras casi 13 años de exilio en Canadá, el Caso Pasta de Conchos se ha revivido en el ánimo de muchas personas que recuerdan aquel amargo despertar del domingo 19 de febrero del 2006.
Las familias de los mineros caídos en aquella desgracia, 65 en total, han enfrentado a lo largo de estos años una fuerte guerra de intereses, que solamente siguiendo la ruta del dinero, se puede entender el por qué no se rescataron las víctimas.
Desde un principio se pugnó porque la mina se abriera inmediatamente para rescatar a los que pudieran haberse refugiado en algún recoveco de la mina, más motivaba a los familiares de los mineros, que los abanicos extractores seguían funcionando, señal que no había cierre total.
Pero la negativa fue intensa por parte de los directivos de la mina de Germán Feliciano Larrea-Mota Velazco, y ampliamente apoyada por el entonces Secretario del Trabajo Francisco Javier Salazar Sáenz, quien cumpliendo protocolos, simulaba estar cercano a los familiares, pero era más enfrentamiento que otra cosa.
Tal fue el enfrentamiento entre el representante de Vicente Fox con los familiares, que uno de los deudos alzó el tono exigiendo se actuara en el rescate de las víctimas…
La respuesta fue una vapuleada de parte de los escoltas del ahora ex Secretario del Trabajo.
Roberto Miranda Sánchez, General Diplomado de Estado Mayor, se mantuvo cercano a las autoridades locales y llegó el momento en que sugirió se les hablara con la verdad a los familiares.
Miranda Sánchez, quien fuera Jefe de Escoltas y del Estado Mayor Presidencial de Ernesto Zedillo Ponce De León, demandaba que les dijeran, a los pocos días de la desgracia, que las condiciones de vida en la mina eran nulas.
Pero se trataba de evadir responsabilidad y aliarse con el paso de los meses para bajar la tensión.
Napoleón Gómez Urrutia tenía también momentos complicados de vida, tenía que actuar como líder de los trabajadores, tenía que exigir que rescataran a sus compañeros mineros de entre los escombros.
Daba versiones a los familiares, pero también lo hacía bajo un ambiente complicado, la presión de las familias porque rescataran a sus hijos y la presión de enfrentarse a un sistema altamente fortalecido como eran los patrones de Pasta de Conchos y las autoridades federales.
De qué lado hacerse…
La presión terminó por obligar a Gómez Urrutia a huir de México, cargos, los que quisieran inventarle, o activarle los reales, a fin de cuentas había la fuerza que da ser gobierno.
Napoleón Gómez Urrutia huye de México por Coahuila, deja los ánimos más que intensos, en Piedras Negras toma camino a Estados Unidos y los deudos de los mineros no volvieron a saber de él, hasta que apareció en Canadá.
Toda la presión ejercida para rescatar a los mineros, quedaba en lo que tenía toda la apariencia de presión light.
Ahora, a casi 13 años de aquel amargo amanecer, ya se vuelven a tener intereses comunes en panoramas distintos, Napito es de las mesas de adentro de la federación.
Los deudos de los mineros de Pasta de Conchos ya le mandaron el primer mensaje, que confían en él.
Argumenta Napoleón, no es un acto de venganza contra Germán Feliciano Larrea-Mota Velazco, sino más movido por una acción de justicia.
Lo que sea…
Pero que se abra el caso, se castigue a los responsables, y se recuperen los cuerpos de sus seres queridos.
Hasta la próxima.