Paralaje
Víctor, el extesorero
Por: Hugo Díaz Aguilera
A la técnica suele llamársele “misdirection” y es utilizada por los magos (ilusionistas) para atraer la atención hacia una cosa y distraerla de otra. Dariel Fitzroy, cuyo seudónimo es Dariel Fitzkee, afirma que “la verdadera habilidad del mago está en la habilidad que exhibe para influir en la mente de los espectadores”. La actitud de la exalcaldesa de Múzquiz, Tania Flores, encarna justamente lo anterior, al pretender desviar la atención del verdadero motivo de su comparecencia ante la autoridad judicial y convertirse en víctima de este drama y, de paso, autoetiquetarse como perseguida política. Se trata de situaciones documentadas y vividas por los muzquences durante la gestión de la exalcaldesa, las que originaron las circunstancias que ahora enfrenta ante la autoridad; tratar de convencer y engañar a quienes no vivimos en Múzquiz de lo contrario es un buen intento de la exedil. Sin embargo, hay que recordar que en “el ajo”, por lo pronto y ante la ley, no está sola. Le acompaña (por el momento) Víctor “N”, quien fue primero su secretario del Ayuntamiento y después su tesorero. El haber acompañado a su jefa en las aventureras financieras —como era su obligación por formar parte de su primer círculo de colaboradores— mantiene a Víctor “N” en prisión domiciliaria, mediante un brazalete que sirve para monitorear su ubicación en tiempo real. Se desconoce, por el momento, quiénes estén costeando la instalación del accesorio, así como la fianza, entre otros pagos que el uso de esta medida cautelar genera. A la exjefa de Víctor “N” le fue impuesta como medida cautelar acudir a firmar cada dos meses durante lo que dura su proceso. Se salvó de la prisión preventiva y de la colocación del brazalete electrónico; la suerte que tuvo ella no la tuvo su subordinado. Guardando toda proporción, surge una pregunta: ¿por qué al extesorero de Múzquiz sí le pusieron brazalete y a la exalcaldesa sólo le ordenaron acudir a una firma de manera bimestral? Suponemos que los posibles delitos de uno son los mismos que los del otro y, además, se cree que son los mismos abogados —David Rangel y los de la Ciudad de México— los que asisten tanto a Flores Guerra como al extesorero. Al salir de su comparecencia, la exfuncionaria le dijo a quienes la quisieron escuchar que pasaba esa situación por ser la única coahuilense que ha levantado la voz y cuestionado el actuar del gobierno del estado en varios rubros. Producto del reality que elaboró durante su encuentro con el grupo femenino de la Agencia de Investigación Criminal y las acciones para evitar su comparecencia, encerrándose en el sanitario del Centro de Justicia, queda claro que Flores Guerra quiere reflectores, quiere la atención y quiere que todo mundo se centre en ella. ¿Quién va a abogar por Víctor “N”, quien desde la comodidad de su casa, sin poder salir, ve en la pantalla de su dispositivo cómo su jefa pretende realizar un acto de escapismo, utilizándolo a él como varita mágica?
