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20 de noviembre de 2025
Opinión

Paralaje

Paralaje
  • noviembre 20, 2025

Coach Melyn Martínez

Hugo Díaz Aguilera

Es uno de los entrenadores de gimnasio más exitosos y reconocidos en la región Carbonífera. En algunos momentos incursionó en la música grupera, siendo considerado uno de los mejores guitarristas, además de gran persona. Por ello, lo que le sucedió esta semana sacudió las redes sociales, estremeció a la gente de Nueva Rosita y llenó de preocupación a sus amigos y clientes.

De acuerdo con una versión publicada en un periódico digital, Melin transmitió en su perfil de Facebook (Melyn Martz) un hecho que derivó en un intento de suicidio; un video en donde se le aprecia visiblemente agobiado y citando problemas familiares, entre otros aspectos, según la publicación, además de postear: “Gracias a Monse Reyes estoy el bote”.

Más allá del contenido periodístico de este hecho, vale la pena enfocar los sucesos que antecedieron a lo ocurrido en estos días con el reconocido coach y que pudieron haber dado la pauta de que un episodio —que no terminó en tragedia— como este estaba por suceder.

De acuerdo con el Cuadernillo básico para la prevención del suicidio, emitido por la PRONAPS de la Secretaría de Salud federal, algunas señales de un posible suicidio son cambios significativos en el estado de ánimo, el comportamiento y las verbalizaciones de una persona; expresar desesperanza con frases como: “No puedo soportarlo más”, “No hay salida” o “Las cosas nunca mejorarán”.

También se mencionan el aumento del consumo de alcohol o drogas, y la disminución del autocuidado: abandono de la higiene personal o de la apariencia física.

Al explorar las redes sociales del coach, varios de estos signos se aprecian desde hace tiempo, como la frase expresada la noche del 24 de octubre: “Necesito alguien con quien hablar, ocupo soluciones, no apoyo”. Y quienes lo conocen de cerca comentan que, en el video, su aseo personal se ve descuidado.

Lo citado hasta aquí es una muestra clara de que los síntomas del suicidio son visibles, y que esto nos obliga a ver más a los nuestros para detectar posibles intenciones de hacerse daño, sobre todo cuando de nosotros dependen menores de edad o cuando se trata de observar bien a nuestra pareja.

Lo que también debemos apuntar es que Melin se rehízo, se levantó e incluso ofreció disculpas a quienes pudo haber ofendido y/o preocupado. Pero no solo eso: se mostró muy receptivo cuando alguien le inquirió y le pidió no hablar de nadie ni chantajear emocionalmente a una persona, y contestó de una manera muy constructiva y propositiva.

Entre las preguntas que deja este caso, destacan: ¿qué hizo a Melin rehacerse y levantar el vuelo?, ¿se requiere ayuda externa, ayuda interna o ambas para superar una situación de crisis que te mantiene al borde de la muerte?

Suerte, coach. Échale ganas. La vida tiene cosas bellas.