Paralaje
El divorcio
Hugo Díaz Aguilera
Hoy por la mañana me sorprendieron con una pregunta que me dejó pensando muchas cosas, por varias razones, pero sobre todo por circunstancias que se han presentado últimamente en la región carbonífera. Me preguntaron si sabía de la existencia de algún programa para que el divorcio saliera más barato que el precio que normalmente tiene.
Más allá de la existencia de un programa de este tipo, valdría la pena reflexionar sobre qué significaría la implementación de una iniciativa de esta naturaleza, que pudiera representar una política pública no muy redituable, al ser acusados de promover la disfuncionalidad de las familias.
El divorcio no es otra cosa que la separación legal de dos personas que están unidas bajo un contrato matrimonial en cualquiera de sus vertientes, bienes mancomunados o bienes separados, y para el estado de Coahuila se contemplan dos tipos de divorcio, que son el voluntario y el divorcio necesario, como quiera que técnicamente se les deba llamar, voy utilizando un lenguaje coloquial.
De acuerdo con las circunstancias de quienes desean divorciarse y la situación que enfrentan como pareja, se recurre a cualquier tipo de divorcio, y de ahí también el costo que su trámite pudiera tener, que ronda entre los 12 y 20 mil pesos, con duración de uno a tres meses.
En esta columna no pretendemos convertirnos en promotores de la proliferación de familias disfuncionales con hijos que crecerían sin la figura paterna o la figura materna, o, en el peor de los casos, sin ambas, buscamos invitar a la reflexión de este procedimiento cuya figura existe legalmente en nuestro país.
Sobra decir que no es cualquier decisión, y puede ser la más difícil de tomar en nuestra vida, por ello exige, o al menos recomienda, una preparación somera para enfrentar la inminente separación de un ser con el que hemos pasado muchos ratos buenos y malos, éxitos y fracasos, planes frustrados y metas conseguidas.
Pero también vale apuntar que un divorcio puede ayudar a evitar una tragedia; una separación legal puede sacarnos de una situación de estrés y/o conflicto que seguimos cargando solo porque no vayan a “hablar de nosotros”.
Un divorcio puede ayudarnos a descubrir que podemos ser autosuficientes económicamente, un divorcio puede colaborar a no tener que estar en una jaula que, por más bonita que esté, es una prisión y posiblemente con una persona a la cual se le ha perdido el amor y/o la confianza; la separación puede ayudarnos a descubrir el potencial que nuestra pareja nos mantenía reprimido.
El año pasado, según el Inegi, Coahuila superó la media nacional de divorcios (32.6 por cada 100 matrimonios), con 49.6 por cada 100 matrimonios registrados, lo que nos colocó entre los primeros cinco en el país, atrás de Campeche, Tamaulipas, Nuevo León y Aguascalientes.
Las sagradas escrituras contemplan que dios desea que los matrimonios se restablezcan siempre que sea posible, pero también reconoce que, en casos extremos, la separación puede ser necesaria, con la firme intención y objetivo de brindarle protección al cónyuge herido(a).
