Paralaje

Insostenible
Por: Hugo Díaz Aguilera
La administración pública en el siglo XXI se ha convertido, por necesidad, en un proceso que exige cada día parámetros más rigurosos para determinar quiénes y mediante qué procesos y/o estrategias, aunados a recursos, pueden ser más eficientes, entendiendo la eficiencia como hacer las cosas correctamente utilizando los recursos de manera óptima. El rubro de la educación, en cualquier nivel que se le quiera ver, exige un conjunto de recursos tanto humanos como materiales, combinado con una serie de prácticas cuyo resultado final se refleje no sólo en la calidad educativa que se brinda, sino además en que quienes intervienen en dicho proceso se sientan motivados a realizarlo. A propósito de los cambios en el sector educativo a nivel estatal y del cambio en la Subdirección de los servicios educativos en los municipios de Sabinas, Juárez y Progreso, que encabezaba Marisol Ávila Menchaca, se habla de los retos y exigencias que conlleva cumplir a pie juntillas con el servicio en la educación. El problema generado hace algunos meses en la escuela primaria Lázaro Cárdenas de Sabinas escaló de tal manera que puso de manifiesto la falta de atención y sensibilidad, carente además de seriedad, para poder armonizar con los padres de familia inconformes y encontrar el justo medio en un drama que simplemente exige un trabajo de mayor calidad. Los padres de familia que siguieron manifestándose hasta este pasado martes, tomando la escuela e impidiendo que se brindara un curso de verano de actividades recreativas, socioemocionales y de inclusión, apuntan a una desatención de la maestra Marisol Ávila para poder concretar acuerdos que permitieran a las partes marchar con tranquilidad. Marisol Ávila fungió como regidora hace algunos años; entre la sociedad de Sabinas se sabe de su afición a los reflectores y a las fotografías para publicar en redes, cosa que no es pecado. Sin embargo, si ese tipo de actitudes no van de la mano con los resultados que se ofrecen, dan lugar a dudas sobre el compromiso para atender las instrucciones de la superioridad. El tratar de pasar la “bolita” ante los padres de familia inconformes, repartiendo culpas a diestra y siniestra y mencionando que ella ya había hecho lo suficiente, no le resultó. El conflicto alcanzó peores dimensiones con la estigmatización de una familia que solo quiere ejercer el derecho a la educación para su hijo. Junto con el conflicto en mención, salió a relucir el del pasado mes de mayo en la escuela Miguel Hidalgo, en la que, de acuerdo con menciones de los inconformes, de nueva cuenta la falta de compromiso y el distanciamiento e insensibilidad con las partes en conflicto —directora y padres de familia— obligaron a la intervención de la Comisión de Derechos Humanos, revelando así la falta de oficio por parte de la maestra Marisol Ávila. El relevo de la maestra Marisol deberá aplicarse a fondo para detectar a tiempo este tipo de casos, pero, sobre todo, para mostrar la disposición, el interés y las ganas de empatar con la superioridad en la preocupación y ocupación de brindar un buen servicio en la educación, que no se encontraron en su antecesora.