Paralaje

¿Tortugas?
Hugo Díaz Aguilera
Ciento sesenta y ocho horas desde la localización de unos restos humanos, una visita a la región Carbonífera del fiscal en Coahuila, Federico Fernández Montañez; una madre de familia que espera noticias del paradero de su hija; múltiples llamados de la sociedad civil en redes sociales clamando justicia, y un “¿Qué pasó con Brisa?” es el saldo que la dependencia, encargada de investigar y prevenir el delito de tortura, así como otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, entre otros, tiene.
De acuerdo con datos científicos, en el tratamiento e identificación forense un cuerpo entra en estado de descomposición entre el décimo y el vigésimo día, cuando comienza a producirse la llamada putrefacción negra, dando paso a la liberación de olores nocivos del cuerpo, y este comienza a sufrir una decoloración negra.
Cuando se trata de cadáveres recientes, el método aplicado en la identificación de los mismos es el dactiloscópico, que consiste en un reconocimiento de las características físicas del individuo, bajo la premisa de que no hay dos personas con las mismas huellas dactilares, ni siquiera los gemelos, cuya herencia genética es la misma.
El tiempo que transcurrió de la desaparición de Brisa (10 de junio de 2025) al tiempo de localización de los restos que se presume corresponden a su persona (17 de junio de 2025) es de apenas siete días, por lo que se infiere que los trabajos para su identificación pudieran ser del tipo dactiloscópico: cotejar con el acta de nacimiento u otro documento en el que una persona de 12 años de edad pueda estampar sus huellas y determinar si coinciden o no.
En redes sociales, quienes han opinado sobre la actitud de la madre de Brisa reprueban su actuar, al decir que se le ve muy tranquila. Ella ha mencionado que piensa que Brisa está muerta, pero nadie se lo ha confirmado, por lo que abriga la esperanza de que pueda aparecer con vida.
Entre más de tres compañeros que le estamos dando secuela al drama, nos causa asombro las formas en cómo la Fiscalía ha sobrellevado el caso. Ninguno de entre los que intercambiamos información desconocemos la mecánica, pues se trata de una víctima menor de edad; sin embargo, coincidimos en que el cuidado raya en un formato atípico.
De manera virtual y no oficial, el que esto escribe ha solicitado información en torno a los avances de la investigación, sin siquiera conseguir un saludo de buenos días por parte de la Fiscalía, ni del fiscal. Otro periodista que no sigue el caso pero que sabe de estas solicitudes me susurró: “¡Qué raro que te dejen en visto, no!”
El caso de Brisa, aunado al actuar de la Fiscalía, aumenta los decibeles en los cuestionamientos: ¿qué interés tenía en relacionarse un expolicía de Nuevo León con una niña en condiciones de alta vulnerabilidad de Nueva Rosita? ¿Corresponden a Brisa los restos humanos encontrados hace una semana? Y, como se lo hizo saber la madre de Brisa al periodista Luis Carmona: ¿cómo es que Brisa conoció a ese sujeto en la cárcel?
Por cierto, al despedirse del personal de la Delegación Carbonífera, el fiscal les dijo que la próxima semana les daría “una sorpresita”. ¿Qué será?