Paralaje

Casa y escuela

Por Hugo Díaz Aguilera

Desde hace 16 años trabajo como docente en el CECyTEC de Agujita, Coah. Es una escuela preparatoria como muchas de las que abundan hoy en el estado, ubicada en la villa que pertenece al municipio de Sabinas atiende actualmente a una población cercana a los 150 alumnos, de los cuales casi noventa son del sexo masculino y el resto femenino.

Los estudiantes pertenecen a familias de clase media hacia abajo, la mayoría acuden a la institución en transporte municipal, los menos lo hacen a pie, y mucho menos en unidad vehicular propia de su familia. Aunque 16 años parecen muchos, la institución es relativamente joven comparada con la mayoría de los planteles que pertenecen al subsistema, y poco a poco ha crecido en infraestructura y equipamiento para sus talleres de mecatrónica y producción que son las dos especialidades que desde la creación del plantel se han brindado.

Durante los Consejos Técnicos que se desarrollan, se intercambian experiencias con la población estudiantil sobre su aprovechamiento académico, sus áreas de oportunidad, habilidades extraescolares, población en riesgo, situaciones familiares que pueden mermar el rendimiento del alumno en el plantel, entre otras.

Este año, por cuarta ocasión consecutiva, la escuela recibió la invitación para participar en un concurso de robótica de talla nacional, obteniendo un lugar modesto entre todas las instituciones participantes, un lugar discreto que entre los planteles de la entidad cobra relevancia notable; pero más allá del ranking con el que la institución está clasificada, hoy quiero hablarles de los integrantes del equipo jaguares del Cecytec de Agujita.

Mariana, Juan Ricardo y Isaac, quienes cursan el quinto semestre de mecatrónica con quienes he compartido el aula desde el tercer semestre; se trata de jóvenes promedio, no altamente sobresalientes, pero muy trabajadores, dedicados y con mucha disciplina.

Isaac vive en Nueva Rosita, pero viaja a Sabinas para trabajar en sus ratos libres; Juan Ricardo al igual que su compañero vive en Nueva Rosita y trabaja en una tienda de helados para ayudarse en los estudios y en su casa. Por su parte, Mariana además de estudiar ayuda a sus padres en los quehaceres del hogar.

Al decir del resto de los maestros, éstos tres jóvenes cuentan al momento con una serie de habilidades y competencias altamente desarrolladas, lo que les coloca, en vísperas de recibir su título y cédula como técnicos en mecatrónica en serios candidatos para incorporarse al mundo laboral dentro de su especialidad.

Hoy en la escuela recibieron un reconocimiento por parte de Azucena Ramos, directora General de los CECYTEC´s en el estado. Pero lo más emocionante del momento que se vivió hoy durante la demostración del proyecto de los chavos fue cuando al finalizar la exposición dos empresarios de los que asistieron como invitados a dicho evento me pidieron referencias por los tres, desean incorporarlos a sus empresas, y a sabiendas de que son altas las probabilidades de que sigan la senda del estudio me comentaron que piensan becarlos.

¿Cuánto talento se ha quedado en el olvido simplemente por no mostrar lo que sabemos y podemos hacer producto de los conocimientos adquiridos en la escuela?, ¿de qué manera inciden los valores aprendidos en casa para el desarrollo de nuestros hijos en la escuela?