Odio tuitero

Por Luis Guillermo Hernández Aranda

Forjando Patria es un disco de Botellita de Jerez. En lo personal lo considero uno de los mejores discos del rock mexicano, a la altura de El Diablito de Caifanes o el Re de Café Tacuba. En ese disco los botellos retratan lo que es ser mexicano, sus canciones son un viaje que van desde el Laberinto de la Soledad de Octavio Paz, pasando por El Santo, Pepe el Toro y la Guadalupana. Todo envuelto en una Luna Misteriosa.

Las letras de ese disco son un espejo que nos revela como tenemos tatuados el águila y el nopal, sin embargo no es suficiente para unirnos como nación porque finalmente como decía Paz: optamos por el silencio y la soledad.

Esta semana Botellita de Jerez acaparó los titulares por una mala noticia: el suicidio de su bajista Armando Vega Gil. El también escritor y autor de 31 libros y ganador del Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí, tomó la decisión de suicidarse después de que la cuenta de twiter #MeTooMusicMexicanos lo acusara, anónimamente, de que hace 14 años una jovencita menor de edad pensó que el músico quería abusar de ella.

Todo fue una presunción, pero fue suficiente para que Armando tomará esa decisión no sin antes decirle por medio de un audio de Whatsapp a su amigo Víctor Salcido que lo habían “hecho polvo”-

“Aunque se supiera la verdad y se aclarara, incluso penalmente, ya me hicieron polvo, ya no tengo credibilidad como músico y fotógrafo y como escritor, que a parte, la mayoría de las cosas que hago son para niños ¿no? y adolescentes, entonces, me voy a quedar sin trabajo. Tarde o temprano la gente va ir abandonándome, porque una editorial no va a publicar un libro mío no porque crea que soy un pederasta, sino porque a la editorial no le conviene tener alguien que está en entredicho”.

Mucho se podrá hablar de que si fue una decisión apresurada, que debió esperar que se presentara un proceso legal, pero más allá de eso es importante reflexionar ¿en qué sociedad nos estamos convirtiendo? La cuenta de #MeTooMusicMexicanos no tuvo piedad al descalificar el post donde el músico advertía su intención de suicidio.

Por otra parte tras la muerte del guionista se desató un debate en redes sociales donde la principal característica fue el odio. Hubo incluso quien celebró la muerte de Armando Vega Gil lo cual demuestra nula empatía y solidaridad.

El acoso sexual no debe permitirse nunca, mucho menos justificarse. Pero no se vale hacer denuncias anónimas, quien acusa debe probar y sobre todo proceder legalmente porque de nada vale hacerlo en redes.

Este fin de semana también se acusó a escritores y periodistas, casualmente la lista fue encabezada por personajes que han lanzado críticas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tal vez una triste coincidencia. Lo que no es casualidad es que sea el presidente quien más ha alentado la polarización y los mensajes de odio en las redes sociales, que hoy nos dividen como mexicanos. La muerte del músico nos obliga a reflexionar qué sociedad somos, la cual en estos momentos también me da miedo.

@lharanda