Ni los de Sedatu saben cómo evitarán que la voracidad les gane a los empresarios que comprarán las tierras de Ciudad Derramadero

Ni los mismos de la Sedatu saben cómo evitarán que la voracidad les gane a los empresarios que comprarán las tierras en la llamada Ciudad Derramadero, al sur de Saltillo.

Ayer lo anunció la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles Berlanga, quien en su visita a Saltillo no se le vio acompañada de Javier Guerrero, como algunos politólogos lo vaticinaban.

A Robles –por cierto, de raíces arteaguenses –le faltó decir cómo harán para que los dueños del capital no sorprendan a los ejidatarios, igual que ocurrió con Aguas de Saltillo que se aprovechó de los dueños de tierras en Carneros, donde se extrae el agua que abastece a esta capital.

La Ciudad Derramadero, como lo explicó el director de Desarrollo Urbano de la Sedatu, Jorge Wolpert no incluye la construcción de un aeropuerto como la iniciativa privada lo demanda desde hace décadas, porque inicialmente la prioridad será el crecimiento de vivienda, escuelas, centros comerciales, transporte y vías terrestres.

Wolpert, quien por cierto se negó a proporcionar una copia con pormenores de la propuesta que hizo pública de la Ciudad Derramadero, aclaró que la iniciativa pretende ordenar y fortalecer el desarrollo de una de las zonas industriales y automotrices más importantes en el país.

Habrá Firmas y Señales si se logran los objetivos en la Ciudad Derramadero, que es una propuesta ambiciosa y de largo aliento. Habrá que esperar todavía un buen tiempo.