Tras la Noticia

Alfredo Davila

La Universidad Autónoma de Coahuila es la principal institución de educación superior de carácter público en la entidad, y aunque no se encuentra clasificada entre las principales del país es el referente más importante en la materia con el que contamos. Por eso ha causado impacto la noticia de que se pretende cambiar la legislación de la Universidad.

Ha trascendido que el interés, de acuerdo a las versiones oficiales, de modificar el Estatuto y/o la Ley Orgánica de la UA de C se centra en adecuar la legislación a los nuevos tiempos y cambios tecnológicos de la sociedad, para modernizarla pues. Extraoficialmente, se habla de que el propósito real es anular el voto directo, universal y secreto mediante el cual los universitarios de todas las categorías eligen a sus autoridades.

Esto del voto directo, universal y secreto – es muy importante recordar – es la forma como los ciudadanos mexicanos elegimos a nuestros gobernantes y sin embargo, en la UNAM por ejemplo, al Rector lo elige una Junta de Notables. En la Universidad Autónoma de Coahuila el voto directo, universal y secreto fue logrado hace algunas décadas por los estudiantes, luego de una lucha desgastante.

Actualmente la UA de C está en relativa calma y trabajando. Desde aquel movimiento estudiantil que a mediados de la década de los ochenta paralizara la universidad, debido a la pretensión de imponer en la Rectoría a una persona allegada al gobernador pero lejana a los universitarios, no se han vuelto a agitar las aguas al interior de la casa de estudios. Ese movimiento que se denominó “Por la democratización y la dignificación de la UAC” logró su objetivo, pero el costo académico y el prestigio de la institución sufrieron graves daños, que luego pagamos los egresados de esos tiempos.

Se hizo leyenda un aviso de ocasión en “El Norte” de Monterrey: “Empresa líder en el sector de Telecomunicaciones solicita licenciados en Ciencias de la Comunicación, ( UAC abstenerse ). El único de los profesores que dirigían el movimiento y que fue congruente con la lucha fue Jaime Martínez Veloz, que renunció a la Secretaría General, antes que dejarse cooptar.

Aunque en las últimas administraciones los rectores, acatando instrucciones expresas del poder ejecutivo estatal, le dieron prioridad las carreras técnicas, frente a las disciplinas sociales y de humanidades; tanto que parecía que la Universidad pública de Coahuila estaba al servicio de los capitales extranjeros que vienen a invertir a nuestro estado – un claro ejemplo de lo anterior es la institución no cuenta con una carrera de Filosofía, que en otros lugares es la base fundamental de todo el andamiaje académico – nunca intentaron meterle mano al estatuto universitario.

Ahora, pretender cambiar la legislación de la universidad para que unos cuantos notables decidan a quién poner al frente, me parece absurdo e innecesario. A final de cuentas, quién decide quién es el rector de la Universidad Autónoma de Coahuila ni estudia ni trabaja en la universidad.