No acostumbro a escribir largas cartas de despedida, pero hay dos axiomas que no debemos pasar por alto, 1, que “quien mucho se despide pocas ganas tiene de irse” y 2, que en este rollo de redactar “se escribe largo cuando no se tiene tiempo de hacerlo corto”.
No es que me despida para siempre, la verdad es que espero regresar a estas páginas el 8 de enero de 2018, si es que el amable director de CAPITALMEDIA no me echa pero, bueno, lo que quería informar a usted es que durante las próximas dos semanas no haré otra cosa más que descansar cuerpo, alma y mente, y si se pueden las tres cosas mejor.
Creo que todos en Coahuila y en México nos merecemos un descanso. La verdad es que luego de este 2017 (todo un “annus horribilis” diría Elizabeth II de Inglaterra) no es mala idea retirarse del mundanal ruido, al menos unos 15 días porque el que viene, el 2018, pinta peor. Lo digo no sólo por la economía, que siempre se descompone al final de cada sexenio, sino porque ooooootra vez tendremos elecciones.
No sé usted, pero yo ya estoy harto de tanto proceso y con tan sólo recordarlo me da hueva. En los últimos nueve años hemos vivido nueve elecciones (en 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2017). Sólo en 2016 vivimos ahora sí que en paz, sin distracciones.
Y me da hueva porque, muy lamentablemente, nunca falta un político desadaptado o inmaduro que llame a la discordia, a la desunión e incluso a la violencia y tampoco nunca falta un sector de la sociedad que lo escuche y polarice nuestra vida, nuestra marcha, nuestra convivencia, nuestro enfoque.
Por tanto, y como la frecuencia de las elecciones no va a disminuir y mucho menos el negocio y el derroche de nuestros impuestos, pues cuando menos deberíamos aprovechar estos días para esconder la credencial del INE, abrazar a nuestros hijos, besar a la esposa, ir a la iglesia, salir a caminar con los perros, cocinar algo, leer algo más, en suma, vivir la vida.
Eso me dispongo a hacer estos días que usted descansará de mis escritos. Lo invito a hacer lo mismo y ya, si los astros se acomodan, lo invito a leerme de nuevo la segunda semana de enero. Mientras le deseo lo mejor siempre: que cierre el año con todo y que el próximo sea el mejor de su vida. Nos veremos entonces. Y lo digo en serio.