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José Pedro Castillo Terrones, el populista peruano

Rubén Aguilar. Foto: Especial

Rubén Aguilar. Foto: Especial

08 de Julio 2021

Rubén Aguilar Valenzuela

José Pedro Castillo Terrones (Perú, 1969) el pasado junio fue electo presidente de Perú al vencer, en segunda vuelta, a la conservadora Keiko Fujimori. Es profesor de primaria y líder sindical. Se presenta como un político antisistema. En 2017, se da a conocer a nivel nacional como dirigente de la huelga magisterial.

En 2002 se postula como alcalde, pero no gana. Hijo de campesinos. A nivel local desde joven participa en política. Tiene una especialidad en psicología educativa. Está casado con una profesora y tiene dos hijos. Es católico. Desde hace muchos años ha sido dirigente sindical del magisterio.

En la campaña durante la primera vuelta sostuvo un discurso radical, pero en la segunda lo moderó. En una sociedad partida por la mitad hay preocupación y dudas sobre el nuevo presidente. ¿A cuál creer? ¿Al candidato de la primera o al de la segunda vuelta?

Perú Libre, el partido que postuló a Castillo Terrones, se define como marxista-leninista. Ya en los eventos de la segunda vuelta dijo que no era comunista y tampoco chavista. Y se definió como un progresista. Se le identifica como un populista de corte socialista, pero al mismo tiempo como un conservador.

Al igual que otros populistas se manifiesta en contra del feminismo y el enfoque de género, rechaza la legalización del aborto, del matrimonio de las personas de un mismo sexo, de la muerte asistida y también los derechos de la comunidad LGTBI.

Durante la contienda electoral se comprometió a que si resultaba electo, ya como presidente, solo recibiría el salario de un maestro y que buscaría reducir a la mitad el salario de los congresistas y ministros.

En campaña prometió cambiar la Constitución, a través de una Asamblea Constituyente, y dijo que si el Tribunal Constitucional se opone a su iniciativa lo suspenderá, porque los magistrados defienden “una Constitución que ha terminado con todos los derechos y permitido el saqueo del país”.

La nueva Constitución debe garantizar que el gobierno tenga una mayor participación en todos los campos de manera particular en la economía. Pretende, entre otras cosas, prohibir las importaciones de productos que se producen en el país. Propuesta que ha sido criticada porque produciría escasez de productos, elevaría los precios y generaría monopolios.

Castillo Terrones, que siempre se presenta con un sombrero de paja, es parte del personaje que ha construido, ha dicho también que va a luchar contra la corrupción, que va a impulsar una “revolución educativa” para mejorar la calidad de la enseñanza pública y que serán los ciudadanos quienes supervisen y auditen a su gobierno.

El nuevo presidente no se identifica como integrante de una comunidad indígena, pero ha despertado una gran esperanza entre los pueblos originarios. Como otros populistas plantea que a su llegada al poder “se acabó el saqueo, el robo, el asalto y la discriminación al pueblo peruano”.

Los líderes indígenas le han planteado “que por décadas, nuestra tierra ha sido robada por empresas privadas, concesionadas por el gobierno” y se ha comprometido a que la minería estará más regulada por el gobierno y la explotación beneficiará a las comunidades. Ya antes otros presidentes prometieron lo mismo.

Le han dicho también que los indígenas son víctimas de una “educación colonialista, racista, clasista y machista” y que “nos sentimos vulnerables y discriminados”. Castillo Terrones les asegura que con él eso terminó. Que todo será diferente. Es una demanda de 500 años y habrá que ver si es capaz de trascender solo los discursos.

El esfuerzo de parecer moderado, para obtener los votos que necesitaba, no logra convencer a la mitad de los electores que no votaron por él. El miedo persiste. Hay evidentes contradicciones entre el candidato de la primera y la segunda vuelta. El próximo ‪28 de julio‬ asume la presidencia. Es a partir de entonces cuando quedará en claro cuál es su propuesta de gobierno.

Con la llegada al poder de Castillo Terrones se agrega un nuevo populista, éste de izquierda, a los que ya existen en América Latina y el mundo. Hay muchas expectativas sobre cómo este maestro de primaria y líder sindical va a conducir los destinos de un país que en los últimos cinco años ha tenido cuatro presidentes.

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