Señala con razón la presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, Janine Otálora, que a ocupar Los Pinos, deben aspirar “quienes tienen el perfil no sólo político, sino ético.
“No todo se vale; el fin no puede ni debe justificar los medios”, expresó al explicar por qué ella y otros dos magistrados votaron en contra de la inclusión de El Bronco en las boletas del 1 de julio.
Curioso caso, de los cuatro considerados dos se manifestaron indiferentes, ausentes ante una medida a todas luces ilegal, mientras otros dos que en su historia electoral cuentan con antecedentes, por decir lo menos irregulares, se opusieron a que el gobernador (con licencia) de Nuevo León, fuese validado.
Meade, víctima de los estropicios tricolores, y Anaya el azul que se pintó de amarillo y de naranja, dieron la bienvenida a Jaime Rodríguez, el lépero mandatario al que se advierte como quien venderá su amor al que más le convenga.
Es el juego que todos juegan: Anaya señalado como recurrente traidor que dio la espalda con puñalada al canto a sus dirigentes partidarios hasta que se apropió de los colores marianos, y Meade que en 20 años de burócrata de altos niveles nunca detectó un mal uso del erario.
Electoralmente, impecables.
Pero sus compañeros de boleta Margarita Zavala, tramposa por incluir entre sus simpatizantes como “El Bronco” falsas identificaciones, muertos, duplicidades y más. “Don Peje”, ex gobernador del DF a pesar de no ser residente, con credencial de Tabasco, administrador a base de “decretazos”, rebelde ante decisiones judiciales y reticente a validar leyes generadas por los diputados locales.
Por mencionarlo: ni Margarita ni Andrés Manuel rindieron informe de recursos recibidos y dinero gastado y en qué. Lo impone la ley que a los dos les sirve para limpiar los vidrios de su oficina.
Y bueno, aceptemos el permiso para violar la ley… nos alcanza a todos.