El pueblo no se equivoca

Los pueblos nunca se equivocan en los sistemas democráticos aunque se equivoquen. Tienen la capacidad de que sus errores, a diferencia de los que cometen los médicos, no los tapa la tierra y además se pueden reponer en el siguiente proceso electoral. Aunque de no ser así, la frustración termina por convertirse en revolución.

Desde hace unos años nuestro presidente tiene un problema con el sentimiento de su pueblo. No coincide, no lo entiende y no comprende por qué su eslogan “lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, no es una especie de plebiscito diario que apruebe y apoye la tarea del Ejecutivo.

Pero lo más difícil es explicar por qué en su sistema de gobierno y en su sexenio se le colocó como la única cara que había que partir.

Al quererlo vacunar de ser un personaje tan mediático, lo terminaron convirtiendo en el “antiencuestas”, entonces cada vez que algo no funciona en México la primera cara que se rompe es la del presidente.

Y es que, pase lo que pase y falle lo que falle, así como el presidente camina en las zonas devastadas por catástrofes naturales, porque hacerlo está dentro de su sueldo y tiene la sensibilidad como para subirse en un camión militar mientras llueve; al parecer eso que le sirve a él, no está dentro del sueldo de sus secretarios y tampoco que expliquen –cada uno en su campo– por qué las sensaciones del pueblo mexicano sobre seguridad, corrupción y gobierno, siguen siendo las peores.

Porque no es sólo que los gobiernos son materia de crítica, sobre todo cuando se acercan a la recta final, sino que además existen muchos datos objetivos de crítica democrática que son difíciles de refutar para ser realmente entendidos más que desde la frustración.

Estoy de acuerdo con que en toda acción de gobierno hay cosas positivas, pero también en toda acción de gobierno se necesita una política de comunicación y en ese aspecto esta administración ha fracasado por completo.

Ni sus secretarías, ni su portavoz, ni sus spots han servido, salvo la parte digital, que tengo que reconocer, ha presentado una gran modernización desde la Presidencia de la República en el departamento que dirige Alejandra Lagunes, coordinadora de Estrategia Digital Nacional.

Cuando el gobierno no existe el presidente termina siendo el pararrayos, y eso es injusto, pero también es injusto tener un mandatario enojado con su pueblo porque se siente maltratado. El pueblo tiene derecho a exigir más y el gobierno tiene la obligación de explicarse mejor.

Y el gobierno no sólo avanza con su Ejecutivo, también está conformado por sus secretarios a los que no se les ataca, ni se les parte la cara simplemente porque se han acostumbrado a vivir con el hecho de que cuando hay que partir una cara esa siempre es la del presidente.

@antonio_navalon