Israel Mendoza Pérez
En su destape “oficial” por la jefatura de gobierno, el diputado del PRD, Luis Cházaro tuvo un mitin a la vieja usanza. Con acarreados procedentes de las alcaldías Coayoacán y Tlalpan, patrocinados por los alcaldes Giovani Gutiérrez y Alfa González, respectivamente. La maniobra electoral orquestada por Jesús Zambrano es la antípoda de los objetivos que le dieron vida al PRD.
El evento proselitista careció del apoyo de toda la estructura partidista y solo se quedó en chisguetes del perredismo. Zambrano sin estructura sólida en la CDMX se conformó con lo que pudo ofrecer la alcaldesa Alfa González y los coqueteos de Giovani Gutiérrez en busca de una posición distinta rumbo a 2024.
Y es que Espinosa Cházaro es un falso “chilango”, quien en realidad vive en Houston, aunque nació en Guadalajara y creció en Querétaro. Cházaro pretende la candidatura de su partido a jefe de gobierno, pero empezó dando un mal paso: no asistieron la presidenta de su partido Nora Arias, ni los del PAN, Andrés Atayde y del PRI, Israel Betanzos, los verdaderos artífices de la alianza Va Por la Ciudad de México en 2021 y quienes sin mayor ruido llevan meses tejiendo la coalición de 2024.
Zambrano montó a Cházaro en una aventura electoral. No es el dirigente más emotivo para los perredistas y el legislador solo es parte de la estructura burocrática de Nueva Izquierda. Espinosa Cházaro ya comenzó con un bombardeo de anuncios espactaculares y un evento organizado por su jefe de “tribu”. Alejado del trabajo en la capital e incluso sin el apoyo de una estructura territorial del PRD que trabaje para Zambrano, su candidatura la llevan al despeñadero.
En este caso, a Luis Espinosa se le olvidó que su presidente Jesús Zambrano, dobló las manos ante Marko Cortés del PAN y Alejandro Moreno del PRI, para que el panismo encabece la candidatura a la Presidencia y a la Ciudad de México en el 24.
Sin un liderazgo sólido ni con activos políticos suficientes para negociar, el perredista se lanzó con tibieza contra las decisiones del panista Marko Cortés y el priista Alejandro Moreno Cárdenas de evitar que ellos mantengan el control de las candidutras para 2024. Y ahora pretende hacer ruido con Espinosa Cházaro y amagar con un espacio que no logró obtener a través de una negociación sólida.
En sus derrotas, no está la pérdida de 15 registros del partido, principalmente en estados del norte del país no le dan margen de maniobra o negociación, al contrario, le restan fuerza para una negociación sólida. Además, el PRD se convirtió en el guiñapo de la alianza Va por México.
Para este año, el perredista ya no discutió ni las formas ni la elección de abanderados que acompañaran en Coahuila y Estado de México. El debilitamiento en el que se encuentra el perredismo solo le alcanza para lanzar reclamos rumbo a 2024. Toma de la mano a Luis Espinosa Cházaro y lo utiliza para el chantaje frente a sus homólogos y generar ruido innecesario ante los dirigentes de los partidos en la Ciudad de México.