Dobleces

Nepotismo según el PT
Israel Mendoza Pérez
@imendozape
A los integrantes de la cúpula del Partido del Trabajo les gusta jugar a las vencidas con Morena. El diputado Reginaldo Sandoval, es el encargado de encontrar las erratas del partido en el poder, y afirma que el PT no requiere alinearse al decálogo morenista, por tener en sus estatutos, desde hace años, el rechazo al nepotismo político.
Según el capítulo XXVIII, de los estatutos petistas, en el artículo 114, fracción “h” considera: “Se entiende por nepotismo el aprovecharse del cargo de dirección partidista, de representación legislativa, de representación en los Órganos electorales y en la administración pública para designar personalmente a familiares en cargos de dirección partidaria, candidaturas de representación popular, cargos en la administración pública, cargos en las legislaturas y cargos en los Órganos electorales”.
Sin embargo, la trampa está en las letras chiquitas y en la narrativa del coordinador legislativo. El PT pone el candado para sus militantes. Esa no es la discusión, pero abre la puerta de la negociación para los morenistas que buscan acomodarse en espacios de sus familiares y con ello esquivar el cerrojo de su partido.
Reginaldo Sandoval desliza la ironía y la invitación, respecto a los lineamientos de conducta ética “Morena los aprobó para Morena”. De esta manera, el PT mantiene su papel histórico como la puerta trasera de la cuatroté. Bloquean el nepotismo ambos partidos, pero abren la bolsa para otra figura de la vieja política: el “chapulineo”.
El hecho histórico es que el PT no ha transitado por la vida democrática de manera independiente en sus tres décadas de existencia. Su vida política se sustenta en ser una rémora de los partidos con los que hace alianza. Morena no es la excepción. Y ahora, jalonea la relación con Morena.
La realidad es que los jefes del PT ponen al partido a disposición de disidentes por nepotismo y aspiracionistas al poder. Eso es lo que será el experimento de los petistas en los comicios de 2027. Brincar de un partido a otro. A final de cuentas, el PT se adjudica en un jingle ser la 4-T.
La sumisión de Alberto Anaya Gutiérrez es histórica y de dominio público frente al partido que en su momento le dé cobijo. Por ello es que es el comodín de la cuatroté y está a la pesca de “talentos”, y ahora, de militantes inconformes.
Sin embargo, Alberto Anaya ya no es una personalidad sobresaliente para la segunda parte de la cuatroté. En más de 20 años, de dependencia de la figura del expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el partido de la estrella amarilla es caduco en su forma de hacer política en la actualidad. Sin embargo, ayudar a conseguir espacios de personajes morenistas, es la jugada para mantenerse dentro de la alianza.
Al interior del PT no se habla de una ruptura profunda con Morena, hay diferencias evidentes y el espacio de negociación se abrió a través del tema del nepotismo. Sin embargo, la alianza se comienza fisurar y el PT quiere trascender a Morena.