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17 de Enero 2025

Tlahuelilpan: el 68 de Fayad 

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

La tragedia de Tlahuelilpan, hace seis años, benefició la carrera política del exgobernador Omar Fayad Menses. Su silencio fue recompensado con la embajada de Noruega. Su sexenio habría terminado en conflicto con el gobierno de la cuatroté, pero prefirió entregar “migajas” a los familiares de las víctimas para salvarse política y jurídicamente.

Omar Fayad fue un gobernador débil y sin carácter para enfrentar al gobierno federal. Se alineó fácil y se hizo de lado en el caso Tlahuelilpan. A final de cuentas, ya no tenía grupo priista detrás para pelear. Su ruptura con el tricolor fue evidente y se postró frente al poder.

En Tlahuelilpan, la vida no vale nada. La inversión que destinó el gobierno de Omar Fayad Meneses para atender a las víctimas de la explosión de Tlahuelilpan, causada por la mano oscura de los grupos huachicoleros que azotan la región, apenas alcanzó 800 mil pesos en general.

Omar Fayad se burló de las víctimas. Se apoyó a 93 familias en gastos funerarios. El gasto solo fue en una ocasión. Los demás años, las víctimas y las familias se convirtieron en una efeméride marcada por el luto en los años restantes del gobierno de Fayad. Hoy, el embajador se encuentra en una vida de privilegios y en Tlahuelilpan, la marca de la muerte se quedó.

Y es que en ese silencio cómplice de Fayad Menses, también corrió una enmudecida Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). La queja abierta por la comisión se fue en la línea institucional de no prejuzgar la existencia de violaciones a los derechos humanos o sobre la responsabilidad concreta de autoridades. Es decir aplicó mano suave y la secretaría de gobierno del estado de Hidalgo de la administración de Fayad fue, a la única instancia local, a la que se le solicitó información. Fayad desde ese momento se achicó políticamente, fue acorralado y luego negoció su salvación.

El saldo de la explosión, en consecuencia, fue de 137 decesos: 69 personas fallecieron en el lugar y de los 81 hospitalizados por quemaduras, murieron 68; solo 13 fueron dados de alta con lesiones. Esa tragedia fue el 1968 de Omar Fayad. Su responsabilidad histórica está latente, Tlahuelilpan no se olvida, aunque el embajador supo sepultar su pasado político y sus omisiones como gobernador frente a la tragedia. Aunque la realidad lo rebasa.

A seis años de aquella tragedia originada por la fuga de gasolina de una toma huachicolera ninguna de las investigaciones entregó conclusiones sólidas que permitan despejar las interrogantes que siguen prevaleciendo sobre el desarrollo de esos hechos. Ninguna banda del crimen organizado ni la omisión de autoridades estatales de esa época fue sancionada. La impunidad alrededor de Omar Fayad se volvió su ropaje.

En el caso de la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo, que inició en su momento decenas de carpetas de investigación sobre los hechos, todas terminaron archivadas y sin haber realizado ninguna detención. Y al final, las autoridades estatales fueron silenciadas y Fayad el beneficiario.